El coronavirus ha logrado algo inimaginable en la ciudad de Nueva York, algo que no consiguieron ni la decrepitud, ni la falta de reparaciones. De día y de noche, el metro de la Gran Manzana funciona las 24 horas. Pero la pandemia ha llevado a tomar la decisión de cerrarlo entre la una y las cinco horas para proceder a tareas diarias de desinfección.

Esta medida extrema, que entra en vigor el próximo miércoles seis de mayo, se ha adoptado ante la avalancha de sintecho en está época de la Covid-19, que han convertido los vagones en sus dormitorios. Al anunciar este jueves la decisión, el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, ha definido el servicio de metro como “una incubadora del virus”, que pone en riesgo la salud de los trabajadores esenciales que se ven obligados a utilizar. “No puede ser que estos trabajadores se queden en casa porque el metro es peligroso”, sostuvo.

El hueco se cubrirá con buses, las llamadas “furgonetas de dólar” (es lo que cuesta cada trayecto al usuario) y la utilización de Uber, Lift y otras empresas que facilitan coches con conductores para que los trabajadores esenciales dispongan de movilidad. Siempre será gratuito para ellos. La factura será para la administración.

Esta medida extrema, que entra en vigor el próximo miércoles seis de mayo, se ha adoptado ante la avalancha de sintecho en está época de la Covid-19

“Esta es una de las decisiones más ambiciosa que hayamos emprendido”, remarcó Cuomo. Es la primera vez en al menos 52 años que el horario del metro incluye el cese de actividad durante parte de la jornada.

Hay que entender la dimensión de este cambio. En 2017, en plena crisis por las continuas averías y retrasos, hubo expertos que propusieron realizar un estudio de cara a plantear que los trenes pararan por la noche. Era la mejor manera que veían para actuar a fondo en la renovación de una red más que obsoleta, con métodos de vigilancia y frenado en la mayoría de líneas todavía por vía telefónica, sin computerizar.

Sin embargo, la simple sugerencia de cerrar por las noches avivó las quejas y se descartó por considerar que era una prevención por draconiana. Su impacto y social resultaría devastador.

El hueco se cubrirá con buses, las llamadas “furgonetas de dólar” (es lo que cuesta cada trayecto al usuario) y la utilización de Uber y Lift

Las circunstancias ahora son diferentes. Este es un momento excepcional. El número de viajeros, que en tiempos de normalidad llegaban a los seis millones, ha caído un 92%, indicó Cuomo. Al no haber ni bares ni restaurantes, el servicio atiende estas noches a unos 10.000 viajeros.

Esa capacidad de propagar el patógeno ha supuesto que la escasez de personal en la Metropolitan Transportation Authority MTA), la empresa que gestiona el transporte público y que está bajo el mando del gobernador, ha provocado que la frecuencia de trenes se haya reducido más de un 30%. Ahora, los sintecho llenan muchos de los vehículos, donde toman acomodo en los asientos como si fueran sus camas. Esto hace imposible que se mantenga el interior la distancia social entre los viajeros.

“Esta crisis ha deteriorado el servicio”, subrayó Cuomo en su ritual rueda de prensa, en la que intervinieron el ex alcalde de la ciudad, Mike Bloomberg, para hablar sobre el esfuerzo de incrementar la capacidad de test cuando todavía fallecen más de 300 ciudadanos cada día, y el actual alcalde, Bill de Blasio. La intervención de De Blasio se produjo para “mostrar” unidad ante la iniciativa de imponer un paréntesis en el recorrido del metro.

El número de viajeros, que en tiempos de normalidad llegaban a los seis millones, ha caído un 92%

“Tenemos más necesidad que nunca para la desinfección de los trenes, porque se trata de un lugar de alta densidad para esta época de pandemia”, recalcó el gobernador. “Hay muchos más sin sinhogar en los vagones cuando circulan menos trenes, lo que hace que se requiera una respuesta que permita a los trabajadores esenciales llegar a su ocupación”, insistió.

Esta decisión se ha anunciado después de varios días de tensión sobre la gran población de sintecho en los vagones nocturnos. Cuomo calificó la situación de “desagradable”. La policía de la ciudad había empezado a hacer despliegues especiales para desalojarlos. Los agentes echaban estas semanas a unos 180 por día, mientras que en enero ese número no pasaba de 60.

También está la otra versión. Los que se preocupan por los que no disponen de un hogar han replicado que muchas de estas personas evitan los albergues por el miedo a ser contagiados, en especial en dormitorios donde el virus ha corrido rápido. Decenas han muerto tras ser contaminados en esos centros.