Es una de las gráficas más célebres en la historia de la ciencia.

Y es resultado del esfuerzo denodado de un investigador que, a pesar de los constantes desafíos, se negó a abandonar su trabajo vital durante casi medio siglo.

Fue en 1958 cuando el científico estadounidense Charles Keeling comenzó a registrar los niveles de dióxido de carbono (CO2en la atmósfera.

Más de seis décadas después, las mediciones del principal gas causante del efecto invernadero continúan, ahora a cargo de su hijo.

Los registros permitieron elaborar la llamada Curva de Keeling, que mostró por primera vez con claridad el impacto de la actividad humana en las concentraciones de dióxido de carbono.