Hace más de 100 años, Charles Spearman aseguró que la inteligencia se compone de un factor general: el llamado factor G.
Según la teoría del psicólogo inglés, esto explica por qué es probable que las personas que obtienen una puntuación alta en un tipo específico de prueba de inteligencia obtengan una similar en otros tests de inteligencia.
Un siglo después, expertos aseguran que esta misma tendencia también puede aplicarse para explicar la “malevolencia” o el “lado oscuro” de las personas.
Y también le pusieron nombre. Se trata del “factor D”.
Una nueva investigación llevada a cabo por un equipo de psicólogos de Alemania y Dinamarca sugiere que características como el egoísmo, el rencor o el sadismo comparten un mismo denominador común.
Y aunque nos parezca mucho más habitual que una persona pueda ser egoísta antes que psicópata, lo cierto es que el estudio demuestra que todos los aspectos oscuros de la personalidad humana están estrechamente relacionados y se basan en una misma tendencia.
O en otras palabras: si tienes uno de estos rasgos, es muy probable que puedas desarrollar alguno de los otros.
Esto significa, según los investigadores, que si una persona exhibe un comportamiento malévolo específico (como el gusto por humillar a otros) tendrá una mayor probabilidad de participar también en otras actividades malévolas como hacer trampa, mentir o robar.
“Los rasgos oscuros tienen mucho más en común que lo que los diferencia. Y el conocimiento sobre este ‘núcleo oscuro’ puede jugar un papel crucial para los terapeutas que trabajan con personas con estos rasgos específicos”, dijo Ingo Zettler, uno de los investigadores y profesor de psicología en la Universidad de Copenhague, en Dinamarca.
“Lo vemos, por ejemplo, en casos de violencia extrema, incumplimiento de normas, mentira y engaño en los sectores corporativos o públicos. Aquí, el conocimiento sobre el factor D de una persona puede ser una herramienta útil para evaluar la probabilidad de que la persona vuelva a delinquir o participe en conductas más dañinas”, aseguró.
Anteponer nuestros objetivos
El factor D es “la tendencia general a maximizar la propia utilidad individual, sin tener en cuenta, aceptar o provocar de manera malintencionada la falta de utilidad para los demás, acompañada de creencias que sirven como justificaciones”, cita el reporte.
O dicho de otro modo, el factor D es el hábito de colocar nuestros propios objetivos e intereses antes que los de los demás, provocándonos en ocasiones placer por el hecho de lastimar a los otros.
Esta tendencia suele ir acompañada de excusas o justificaciones que sirven para evitarnos sentimientos de culpa o vergüenza.
En el estudio, que acaba de ser publicado en la revista científica Psychological Review, los investigadores preguntaron a más de 2.500 personas en qué grado se mostraban de acuerdo con afirmaciones como “A veces vale la pena sufrir un poco para ver a otros recibir el castigo que merecen” o” Sé que soy especial porque todos me lo dicen “.
También se preguntó a los participantes sobre su agresividad, impulsividad y comportamiento egoísta o poco ético.
La investigación demuestra que los rasgos oscuros en general pueden entenderse como ejemplos de un núcleo común, aunque pueden diferir en qué aspectos son predominantes (por ejemplo, el aspecto de justificaciones es muy fuerte en el narcisismo, mientras que el aspecto de la falta de utilidad provocada malévolamente es la característica principal del sadismo).
Según los expertos, su investigación demuestra cómo este factor D está presente en nueve de los rasgos oscuros de personalidad más estudiados:
- Egoísmo: preocupación excesiva sobre la propia ventaja a expensas de la de los demás.
- Maquiavelismo: actitud manipuladora e insensible y la creencia de que los fines justifican los medios.
- Desconexión moral: estilo de procesamiento cognitivo que permite comportarse sin ética sin sentir angustia.
- Narcisismo: excesivo ensimismamiento, un sentido de superioridad y una extrema necesidad de recibir atención de los demás.
- Derecho psicológico: creencia recurrente de que uno es mejor que los demás y merece un mejor trato.
- Psicopatía: falta de empatía y autocontrol, combinada con un comportamiento impulsivo.
- Sadismo: deseo de causar daño mental o físico a otros para el propio placer o para beneficiarse a sí mismo.
- Interés propio: deseo de promover y resaltar el propio estado social y financiero.
- Rencor: disposición para causar daño o destruir a otros, incluso si uno mismo se daña en el proceso.