¿Es posible transferir pensamientos y emociones desde el cerebro hacia las máquinas? Sí y no es algo nuevo. Existen investigaciones y pruebas de laboratorio que muestran cómo es posible hacerlo.

Incluso, los cyborgs, seres humanos que a través de la tecnología (incrustada o implantada) amplifican sus habilidades, son un ejemplo de esta interacción máquina-mente.

La “lectura” del cerebro es aún compleja. Es posible predecir y detectar patrones, por ejemplo, pero no se ha logrado comprenderlo en su totalidad. Sin embargo, son cada vez más los esfuerzos por hacerlo.

Neil Harrison nació daltónico y con un implante se convirtió en el primer cyborg legalmente reconocido, puede identificar los colores como sonidos (Neil Harbisson en Pinterest)

Neil Harrison nació daltónico y con un implante se convirtió en el primer cyborg legalmente reconocido, puede identificar los colores como sonidos (Neil Harbisson en Pinterest)

En el universo que propone “leer” y “hackear” (alterar) el cerebro, entre varias técnicas existentes, se encuentra el biofeedback.

“Es una forma de usar señales cerebrales que se están midiendo para regular alguna función cerebral”, explica a Infobae el científico Agustín Ibáñez, director del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (de Fundación INECO, Universidad Favaloro y CONICET)

Continúa: “Por ejemplo, a través de electrodos se calculan las oscilaciones de la actividad cerebral y, cambiando la atención, o haciendo, por ejemplo, cierto parpadeo, hay señales diferentes que se pueden proyectar, por ejemplo, en un videojuego. Entonces se puede jugar al juego con la mente, por así decirlo”.

Se llama feedback, porque es una retroalimentación, en este caso lograda a través de determinado ejercicio mental, usando la atención o la concentración, para cambiar una señal en el cerebro.

Es posible comprender el funcionamiento de las neuronas y los flujos eléctricos que las atraviesan con el uso de tecnología.

Es posible comprender el funcionamiento de las neuronas y los flujos eléctricos que las atraviesan con el uso de tecnología.

“Todo esto se podría usar como una especie de biotech de la mente, es decir tecnología de la mente . Y esto tiene más que ver con el neuromarketing, cómo se pueden influenciar esas decisiones a través del conocimiento del cerebro”, señala.

Por su parte, Pedro Bek, biólogo y neurocientífico, dice a Infobae: “La idea es que uno podría aprender, por ejemplo, al mirar las señales cerebrales de un electroencefalograma (EEG). Se podría aprender qué hay que hacer para poner a la mente en un estado particular caracterizado por un patrón específico de ondas cerebrales”.

“Cuando el sujeto logra colocarse en el estado cerebral deseado, se da un feedbackpositivo. Y sino, no. Así, se puede aprender a buscar un estado mental particular. Algunos lo usan para tratar el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). Todo esto sería el neurofeedback“, concluye Bek.