Llegamos a Asuán en la noche y fue al amanecer cuando vimos la espléndida vista que nos acompañaba. Ver por las ventanas del comedor mientras desayunábamos era como admirar postales gigantes colgadas de la pared. El azul del cielo se refleja en el agua y el sol apenas asomándose sobre las colinas llenaba de color los árboles y flores, las velas de las feluccas o falúas (botes de vela usados en el Nilo) se iluminan cuando los rayos del sol las toca y surcan sigilosas sobre las aguas de un lado al otro del río.
A la distancia se ve la presa de Asuán, la cual hace posible este paraíso de tranquilidad, su tamaño es disimulado por el bello paisaje, pues desde ese punto de vista no se aprecia su magnitud real. Como sólo teníamos dos días para volar de regreso al Cairo, decidimos no visitar Abu Simbel que es el famoso templo de Ramsés, que fue movido de sitio pues hubiera sido sumergido debajo del lago Nasser cuando construyeron la presa. Para llegar al lugar hay que tomar un avión pequeño o pasarse medio día en la carretera pues está casi en la frontera con Sudán a unos 288 km de Asuán. Terminaríamos el viaje con una visita a la presa y luego navegar por el lago Nasser a algunos de los islotes con templos o palacios que sobrevivieron la inundación.
Después de desayunar nos dirigimos a la presa, y al pasar la presa que se veía desde Asuán me entero que esa es la presa baja y que no es la que contiene el lago Nasser, ocho kilómetros río arriba está la presa de Asuán Alta. Subimos al muro de contención en carro. Por la distancia recorrida para llegar a la cúspide comienzas a apreciar la diferencia, es una presa de tres mil seiscientos metros de largo por novecientos ochenta de ancho y en la cúspide tiene ciento once metros de alto y cuarenta de ancho, pero por alguna ilusión óptica del paisaje y la construcción, cuando miras para abajo en la caída te parece mas alta de los posible treinta pisos equivalentes. Además del volumen de agua que se mueve, con capacidad máxima de once mil metros cúbicos por segundo el embalse produce diez mil giga watts al año de electricidad. En comparación la producción combinada las presas de López Angostura, Monción y Taveras juntas es de cuatrocientos ochenta y ocho giga watts al año.
Descendimos de la presa y nos dirigimos a la orilla del lago donde tomaríamos un bote para llegar a uno o dos puntos de interés. Estos botes operan como rutas de autobús y no te esperan en el lugar de destino para dar chance a otros botes de llegar a los islotes y desembarcar mas turistas. Ya acomodados en el bote y comenzando a relajarnos después del vértigo por estar mirando hacia abajo en la presa, nos ponemos a observar la magnitud del lago, cuando el asistente del barco nos llama la intención de que no pongamos la mano en el agua, mi primer pensamiento es que se me olvidó que esto es áfrica y los cocodrilos del Nilo deben estar cerca. Advierto rápidamente a mis hijos, pero el guía nos explica que el problema no son los cocodrilos, peor son los peces… Con expresiones de confusión en nuestras caras, que reflejan los pensamientos “aquí no hay pirañas”, “No hay tiburones de rio”, el guía continuó… Hace bastante tiempo hay una ley de pesca en el país que lo que se pesca en una región del Nilo sólo se puede consumir en esa región, y como entenderán la población en esta región es poca y los pescadores tan solo pescan lo necesario, esto ha dado oportunidad para que los peces adquieran tamaños descomunales, hay peces gato de mas de seiscientas libras, algunos pescadores han perdido manos de un mordisco de un pez.
Fue varios días después que hice una investigación en internet para confirmar y vi las fotos de pescadores famosos sacando estos enormes peces del agua, pero como no se los podían llevar los retornaban al lago una vez pesados para que otro tenga el placer de pescarlos otra vez.
Una vez en la primera islita el guía nos advierte que el bote regresa en una hora y que debemos estar listos para que nos recoja. Es difícil entender que ese lugar es el tope de una colina que apenas se salvó de la inundación y que la construcción sobre ella posiblemente fue trasladada piedra por piedra desde su lugar de origen varios metros por debajo de donde ahora está el nivel del agua y re ensamblado para nuestro disfrute y el de las generaciones futuras, pues se hubiera perdido para siempre bajo el lago, como pasó con muchas otras estructuras.
El museo Metropolitano de NY tiene un templo completo que les fue obsequiado por Egipto pues no tenían los recursos para moverlo, ni donde ponerlo. Después de este islote nos remontamos a otro más pequeño, pero una vez recorriendo este nos dimos cuenta que ya no podíamos distinguir entre los periodos arquitectónicos de los diferentes templos. Siete días de templos resultó demasiado para todos, tal vez con más tiempo y con algún estudioso de la materia el viaje sería más educativo e interesante, pero los guías aunque expertos sólo tienen conocimientos superficiales o han desarrollado tácticas para entretener a los turistas que a veces hasta inventan historias casi novelescas para sorprender a los turistas y así ganar mejores propinas.
Regresamos al barco con la idea de tomar una felucca al atardecer y así cruzar el río hasta el otro banco y luego volver a cenar y descansar. El pequeño bote de vela que tomamos estaba conducido por dos niños, digamos que eran teenagers desnutridos, para mi parecían tener 12 años máximo, pero sabían lo que hacían, imagino que nacieron en el río. Ya casi llegando al otro lado la brisa levantó y hasta el sombrero que llevaba mi hija salió volando, uno de los muchachos sin mucho amague se tiro al rio y lo recogió y se lo devolvió a mi hija. Como la brisa seguía en aumento les pedí que regresaramos pues ya se estaban formando olas y un vértigo al día es mi límite.
El regreso fue bastante rápido, impulsados por las brisas, aún así pudimos ver de cerca la isla más grande de las islas elefantinas. Esta tiene un hotel Movenpick, tiene calles y un museo, el hotel tiene un puerto donde anclar su lujoso bote de tres pisos con balcones en cada habitación, prácticamente un hotel de lujo flotante que navega por el río.
Al día siguiente después de desayunar nos preparamos con calma y salimos al aeropuerto. Estaba bastante vacío ya que no íbamos con tour. El avión se retrasó una hora, cosa frecuente en estos viajes locales. Una vez sentados en el avión, nos disponíamos a despedirnos por las ventanas de Asuán cuando oímos al capitán decir que se preparen para despegar y el avión comienza a moverse con la puerta abierta, las azafatas pelean con la puerta mientras el avión gira a la derecha y acelera para despegar, las azafatas aseguran la puerta y se tiran en sus asientos en el mismo momento que el avión despega. Con ojos de medio peso sólo nos da tiempo ver como las arenas amarillas se alejan rápidamente de nosotros.
Ya tan solo quedan las memorias y las fotos para recordar el maravilloso viaje que el calor y la humedad no empañaron, aunque nos mantuvo diligentemente buscando cubierta todos los días.
Hugo Bello
Artista. Diseñador. Fotógrafo. Educador
El autor vivió en Egipto y Omán durante 17 años y visitó frecuentemente a los Emiratos Árabes Unidos por placer y trabajo. Fue un diplomático del 2002 al 2004 asignado a Egipto. Luego se dedicó a exponer sus pinturas en exhibiciones individuales en Cairo y a ejercer la Docencia en Port Said American School en Cairo Colleges of Applied Sciences y Dhofar University en Omán. Nació y se crió en la República Dominicana hasta 1987 cuando se traslada a Estados Unidos para continuar sus estudios y residir allí, regresa por un período al final de los años 90, se fue al Medio Oriente vía NY y ahora regresa después de 20 años de ausencia.
Tiene un grado técnico en Ilustración y Bellas Artesde la Escuela de Diseño Altos de Chavón, unaLicenciatura en Estudios de Arte de la Universidad de South Florida y un Máster en Diseño Industrial de Pratt Institute en NY.