Llegó el momento de hacer un viaje por carretera y de conocer Alexandria (Alejandría) la segunda ciudad de Egipto. Dolly nació en Alejandría y me contaba lo bonita que era su ciudad natal, la cual tenía un gran malecón que miraba al mar Mediterráneo. Ella lo describía con tanto amor que yo no le dije que mis expectativas eran bajas ya que ella no conocía nuestro malecón de Santo Domingo. El camino a Alejandría desde Cairo toma tres horas en carro, y esto con una parada obligatoria en la versión egipcia de la parada Jacaranda, aún después de varios viajes y sus sendas paradas nunca me acuerdo del nombre. Si viajas con mujeres esta parada esta en el sitio preciso en que ellas comienzan a preguntar por baños y si algún día haces el viaje párate aunque ellas te digan que no lo necesitan pues 15 minutos más tarde estarán pidiéndolo y no hay más paradas hasta llegar a Alejandría una y media hora después.
Para una vía llamada Carretera del Desierto Cairo-Alejandría, el paisaje es sorprendentemente verde en muchas partes. El gobierno aprovechó la creación de esta carretera que va de sur a norte casi en línea recta por el desierto, para llevar canales de agua al área y así crear tierras para sembrados y vender la tierra a particulares. Muchas de estas parcelas han progresado, otras áreas siguen desiertas.
Ya más cerca de Alejandría, como 30 minutos antes de llegar, se aprecia un cambio en la flora, presentando una vegetación más frondosa, pues estamos entrando a un área influenciada por el Delta de la desembocadura del rio Nilo que esta más al este. El área del delta de el Nilo es la mas fértil de todo Egipto y se expande de norte a sur por 160 km y bordeando la costa del Mediterráneo por 240 km.
Varios kilómetros antes de que se vea la ciudad pasas por la puerta que marca la entrada al territorio de Alejandría. Más adelante encuentras que como toda ciudad moderna el limite de la ciudad de Alejandría esta marcada por un Carrefour y a unos cientos de metros este encuentras la entrada a una vía elevada de varios carriles que va en dirección Noroeste que atraviesa casi toda la ciudad. Más pequeña que el Cairo pero con igual tráfico Alejandría no me sorprendía, fue al final de esta vía, después de casi 30 minutos en ella, que se convierte en avenida y encuentras el mar de frente. Con opciones de ir derecha o izquierda, doblamos a la derecha tomando el malecón de Alejandría en dirección Este.
En ese momento en que el carro enfiló por el malecón entendí porque no había visto el mar desde el elevado. Si en Santo Domingo somos acusados de vivir de espaldas al mar, los alejandrinos le dan la cara al mar y todo el mundo que puede quiere vivir mirando el mar, el famoso malecón de Alejandría en esa época tenía cuatro carriles y una muralla de edificios que se extendía hasta el final con espacios entre edificios para escasas calles locales. Los edificios estaban construidos automáticamente anti temblores pues formaban un bloque sólido. Si se quiere tumbar un edificio para construir otro hay que demolerlo con mandarrias, pues si lo hacen con máquinas se pueden llevar los laterales.
Le Corbusier hubiera estado muy triste al ver que su idea de los importantes materiales para planear una ciudad: Cielo, Espacio, Arboles, Acero y Concreto (en ese preciso orden) en esta ciudad no lo contemplaban y sólo usaban acero y concreto para construir miradores privados al mar sin ningún reparo por la estética y las personas que viven en el resto de la ciudad. Sólo edificio calle y mar, en ese tiempo no recuerdo haber visto un solo arbolito en esa parte. Les advierto que hoy en día el malecón es mucho más bonito con avenida de 8 y 12 carriles, árboles y torres que le dan un poco de balance a la muralla de edificios. Pero les continuo la historia de lo que encontré.
Al final del malecón están los terrenos amurallados del palacio real donde vivían los reyes de Egipto en el verano hasta la revolución, ahora convertido en parque, hotel y museo.
Es loable como los egipcios conservan estos tesoros arquitectónicos hasta de los monarcas a los que derrocaron con una revolución. Las leyes protegen a cualquier cosa que tenga más de treinta años de edad como una antigüedad y no se permite importar o exportar nada que tenga más de esos años, y no se pueden destruir edificios de esa edad si se denominan tesoro nacional, aunque sean privados. Muchas villas veraniegas de principios de siglo XX que competían en belleza con las de la costa de West Palm Beach fueron demolidas aprovechando la confusión al derrocar el gobierno de los hermanos musulmanes y las protestas de sus miembros.
Una vez recorridos los patios del palacio y lo que era su playa privada, ahora abierta para el público, nos dispusimos a volver en dirección Oeste por el malecón. Después de recorrer menos de la mitad del camino de regreso nos paramos en el parqueo de la única estructura que estaba del lado del mar en toda la avenida. Era algo como un cajón de dos o tres pisos no muy descriptivos, tal vez haber visto el palacio primero me afecto, y mientras entraba vi el letrero Restaurante San Giovanni.
Al pasar por la puerta de entrada lo que hay es una escalera y me sorprende que nos dirigimos hacia abajo. La estructura esta construida en el acantilado y baja dos piso bajo el nivel de la calle, grandes ventanales revelan el mar e hileras de cabañas construidas en el acantilado bordeando una playa de arenas doradas que se vislumbra al nivel del mar. El San Giovanni es también un hotel.
Como su nombre lo indica el San Giovanni es un restaurante italiano y también con platos egipcios, ha mantenido casi por un siglo una calidad de comida que para los egipcios es muy buena, además de que comparativamente es económico. Se puede comer pescados en varias salsas italianas. Después de disfrutar la comida y la vista, nos dispusimos a seguir el paseo por el malecón.
Noté cuando pasamos de largo la avenida por la que llegamos y algunos cientos de metros a la izquierda estaba la construcción de la nueva biblioteca de Alejandría, de la cual ya se veía su controversial belleza aflorando por encima de las barreras de protección. Ya sería dos años más tarde que asistiría a la pre-inauguración representando a nuestro país dentro del cuerpo diplomático latinoamericano.
Justo después de pasar la biblioteca está la ciudad vieja con casa y edificios del siglo XIX y principios del XX, muy parecidos a los edificios de ciudad nueva en el malecón de Santo Domingo. Esta área tenía árboles centenarios e hileras de palmas a ambos lados. Con edificios separados por áreas verdes y bloques de edificios más pequeños. Frente a ellos no estaba el mar abierto, sino el puerto protegido por un farallón que terminaba con una fortaleza y faro al final. Cientos de lanchas y botes de pesca anclaban en el área de mar protegida y a todo el borde del muro. Esta parte me pareció muy agradable de recorrer y es la parte donde al caminar te remontas al principio del siglo XX y te imaginas a los griegos y los egipcios haciendo juntos su vida diaria. Recuerden que Alejandro Magno fundó la ciudad y después de su muerte su general Tolomeo se convirtió en el faraón y su linaje terminó cuando Cleopatra se suicida a pocos kilómetros de distancia, desde aquellas épocas los griegos han vivido en Egipto y nuevos inmigrantes han ido y venido con el tiempo dada las cercanía y las buenas relaciones. La comunidad Griega aún tiene muchos miembros y su relación era tan fuerte que la princesa de Grecia estudió en la universidad de Alejandría antes de casarse y convertirse en la reina de España.
Fuimos hasta la fortaleza que también tiene un museo además del faro moderno del lado del mar. Cuentan que la base de esta fortaleza es lo que quedó del famoso faro de Alejandría que era una de las siete maravillas de la antigüedad y que se derrumbó después de dos grandes terremotos al principio del siglo XIV.
No hay nada tan emocionante para mi que estar parado en el mismo sitio donde gente como Alejandro Magno alguna vez se paró.
Hugo Bello
Artista. Diseñador. Fotógrafo. Educador. El autor vivió en Egipto y Omán durante 17 años y visitó frecuentemente a los Emiratos Árabes Unidos por placer y trabajo. Fue un diplomático del 2002 al 2004 asignado a Egipto. Luego se dedicó a exponer sus pinturasen exhibiciones individuales en Cairo ya ejercer la Docencia en Port Said American School en Cairo, Colleges of Applied Scicences y Dhofar University en Omán.