Ya para mi segundo viaje sentía que nada me sorprendería. Había visto las Pirámides y el Nilo, sabia de todo lo que podría ver y aunque me interesaba, no creía me sorprendería. Una vez más me sorprendió la nube de arena dorada que cubre casi todo el país y me preguntaba qué tipo de motores tienen estos jets que esa arena pasando por el motor no forma cristales en algún lado. Una vez más el show del aeropuerto, aunque ya sabiendo lo que me esperaba se hace con paciencia. Ya el plan estaba hecho, así que era sólo llegar al hotel e ir al museo de antigüedades.
Con el usual tráfico llegamos casi a medio día al museo, no mucho tiempo para recorrerlo completo, pero suficiente para ver las atracciones principales. Generalmente no me gustan los tours con guías, y como el tiempo era corto se iría el día escuchando cosas que algunas veces hasta se las inventan los propios guías. Un rápido vistazo al mapa y ya veía la parte interesante, la exhibición de las momias y los tesoros del Rey Tut, conocido como Tutankamón de este lado. Me sorprendió que existiera esta exhibición en Cairo cuando al mismo tiempo se estaba exhibiendo en un tour itinerante en los EEUU.
Tratando desesperadamente de no hacer pausas en el camino a las escaleras para el segundo piso donde estaban las exhibiciones elegidas, fue tan difícil como el escape de Indiana Jones de las trampas en las pirámides. Un pasillo a la derecha de la entrada de algunos 40 metros, me tomó casi 40 minutos, y eso fue sin verlo todo.
El museo tiene tantos artefactos en exhibición que algunos salones parecen almacenes, cada paso que das te encuentras con algo que reconoces o sabes algo de su historia… bueno si, como yo, has tenido que estudiar historia de la civilización seguida por historia de arte, historias de iconos y una vez más historia del arte comparativa.
La fila para entrar al lugar de las momias comenzaba a la mitad de la escalera, no me podía estar tranquilo en ese sitio sabiendo cuantas cosas faltaba por ver. Con mucha paciencia esperé que me llegara el turno de entrar a un cuarto con humedad controlada, lleno de ataúdes de vidrio. El mismo tiene la humedad en cero y una temperatura constante para evitar daños a las momias en exhibición. Estas momias fueron encontradas en unas cuevas, se cree que los sacerdotes las sacaban de sus tumbas para que no fueran destruidas cuando eran saqueadas. Históricamente es sabido que las tumbas eran saqueadas por ladrones y ejércitos invasores, lamentablemente las momias eran destruidas.
Nada del otro mundo ver personas disecadas, fue cuando llegué al lado de una momia que su piel se veía blanca y me asomé a leer lo que decía el letrero…. Ahí serenamente acostado a dos pies de mi cara estaba Ramsés, que según las observaciones es el mismo que en el Tora, la Biblia y el Corán pasó las siete pestes para liberar al pueblo Hebreo y dejarlos partir de Egipto. Lo que lleva a esa conclusión es que en los libros sagrados dice que Ramsés fue condenado a vivir hasta que todos sus hijos murieran, así ninguno de sus hijos heredarían el trono de Egipto. Se sabe que los faraones de aquella época morían en sus cuarentas o antes. Esta momia se calcula que es de un hombre de más de 70 años.
Aún con esa sorpresa y mi cabeza repasando todos los eventos que ese individuo pasó, la fila me empuja a la próxima momia… decidido a leer cada una de ellas me inclino en frente de una que parece un hombre de mediano tamaño y leo… esta momia pertenece a un hombre que no es de la raza Egipcia, pero esta momificado como un rey egipcio por lo que se concluye que este señor ahí descansando es Joseph o José, hijo de Jacob o Jacobo, aquel que sus hermanos tiraron al pozo y termino siendo consejero de los Faraones de Egipto. El mismo que logró que los Egipcios les dieran albergue a los Hebreos en los tiempos de hambruna…. Sí, esos mismos a los cuales el hombre descansando al lado, cientos de años después, hizo lo imposible para que no se fueran. Ya mi mente no daba más, estos dos encuentros fueron suficientes para llenarme la cabeza de pensamientos. Las otras momias pudieran haber sido tan interesantes como esas dos, pero ya no podía leer mas, era suficiente para alguien que apenas unas horas antes había aterrizado de un vuelo de 10 horas.
Pero aun faltaba el Rey Tut…. La verdad es que lo que recordaba de este faraón era que su tumba se encontró intacta y que es la única que se ha encontrado en esas condiciones. También es la momia que desató las leyendas que forman parte de todas las películas de momias que jamás se hayan filmado. Los libros de historia del arte tienen capítulos ilustrados con piezas del tesoro de esa tumba y la había estudiado con detenimiento en las revistas de National Geographic.
Lo que no recordaba, o tal vez nadie hizo hincapié, es que el Rey Tut o Tutankamón murió a los 18 años y que fue un rey niño. La razón por la que su tumba no fue saqueada, como la de los señores en el cuarto de momias, es porque la entrada fue oculta por otra tumba que se construyó en dirección perpendicular a la entrada. Y su tumba nunca fue buscada porque el nombre de Tutankamón fue borrado de la lista de faraones, los faraones siguientes no querían promulgar sus creencias y lo borraron de la historia. El rey Tut creía que había un único Dios, el sol. O por lo menos eso es lo que se ha interpretado del arte y jeroglíficos encontrados en su tumba.
Los que llenaron la tumba de Tutankamón eran expertos empacadores pues entraron suficientes objetos para llenar casi un ala completa del segundo piso del museo. Aunque el oro adorna la mayoría de los objetos, lo que encontré más fascinante era poder ver sus pertenencias que apuntaban a la clase de vida que se llevaba en esa época. Sus juguetes, almohadas y camas fueron algunas de las cosas que encontré fascinantes. Las almohadas me llamaron la atención porque no entendía cómo podían dormir con ellas, pero también porque las usaban bastante parecidas en China y Japón, pensaba que tan grande era el mundo en aquella época? Al parecer las ideas y los objetos atravesaban grandes distancias.
Al día siguiente nos esperaba una visita a otro momento glorioso de la Historia de Cairo, visitar la citadela en la que vivió, y desde la que gobernó, el fundador del Egipto moderno, el Pashá Mohammad Alí.
Este gobernador de Egipto pertenecía al imperio Otomano, y por eso su título de Pashá, y su territorio era desde Sudan a Siria. Fue enviado a Egipto para re-ocupar el territorio cuando las tropas de Napoleón se retiraron. Una vez en Egipto consiguió que el Sultán Otomano lo nombrara en Egipto como Virrey en 1805 y de ahí continuó su plan de formar un ejército que le permitiera formar su propio imperio independiente del Imperio Otomano.
Las reformas que hizo sirvieron para hacer de Egipto una potencia agrícola e industrial y creó escuelas de medicinas para mujeres con intención de que trataran a mujeres y niños, ya que ellas no se dejaban tratar por hombres. Estas doctoras eran importantes para campañas de vacunación y prevención de enfermedades venéreas, todo con la meta de formar, armar y mantener el gran ejercito que ambicionaba.
La citadela es un complejo de edificios dentro de una muralla, construido en una colina, que mira a la ciudad de El Cairo desde la parte Sur Este. Entre los edificios que tiene hay: un palacio real, una mezquita que es la copia exacta de la mezquita azul de Estambul y un fuerte donde, aún hoy en día hay una guarnición del ejército.
La dinastía formada por el Pashá Muhammad Ali se mantuvo hasta la revolución de Gamal Abdel Nasser in 1952.
Y bajo esa dinastía Egipto se convirtió en una potencia en la región llegando a ser el mayor exportador de trigo y algodón del mundo y a tener países Europeos y Americanos como sus deudores.
Recorriendo el Palacio que fue usado como sede del gobierno hasta principios del siglo 20, se puede apreciar el poder económico que era Egipto. En aquella época dorada Egipto enviaba ayuda a los otros países Árabes que aun no gozaban de la bonanza del petróleo.La arquitectura de la Mezquita Muhammad Ali no se puede apreciar tan bien como la Mezquita Azul, porque la original está en una explanada abierta en Estambul, y esta se encuentra en el centro de la pequeña ciudad amurallada que es la citadela, pero aún así es una esplendida muestra de arquitectura de ese período que vale la pena ver.
El fuerte sólo da acceso al público en una parte dedicada a un museo de armas, el resto es de uso militar.
Desde cuchillos hasta aviones en el patio hacen exhibición de lo que, hasta hoy en día, es considerado el ejército del medio oriente. El legado del Pashá Muhammad Ali sigue vigente, no al nivel de equipamiento que él lo tendría, pero ahí está.
Hugo Bello
Artista. Diseñador. Fotógrafo. Educador. El autor vivió en Egipto y Omán durante 17 años y visitó frecuentemente a los Emiratos Árabes Unidos por placer y trabajo. Fue un diplomático del 2002 al 2004 asignado a Egipto. Luego se dedicó a exponer sus pinturas en exhibiciones individuales en Cairo y a ejercer la Docencia en Port Said American School en Cairo, Colleges of Applied Scicences en y Dhofar University en Omán.
Nació y se crió en la República Dominicana hasta 1987 cuando se traslada a Estados Unidos para continuar sus estudios y residir allí, regresa por un período al final de los años 90, se fue al Medio Oriente vía NY y ahora regresa después de 20 años de ausencia.Tiene un grado técnico en Ilustración y Bellas Artes de la Escuela de Diseño Altos de Chavón, una Licenciatura en Estudios de Arte de la Universidad de South Florida y un Máster en Diseño Industrial de Pratt Institute en NY.
