Dos generales jubilados del ejército que trabajan en la administración de Donald Trump hicieron un pacto que uno de ellos debe permanecer en los EEUU en todo momento para supervisar al presidente. El recientemente nombrado Jefe de Estado Mayor de la Casa Blanca, John Kelly, y el Secretario de Defensa Jim Mattis, otro general jubilado, supuestamente llegaron al acuerdo en los primeros días de la nueva administración. El acuerdo, revelado a The Associated Press por una fuente desconocida, se formó como un aluvión inicial de órdenes surgidas de la Oficina Oval.

Se dijo que los antiguos jefes del ejército estaban profundamente preocupados por la prohibición de los refugiados y los inmigrantes, una directiva que ha sufrido numerosas revisiones.

Ambos ex generales dieron aclaraciones a la orden, con Gen Kelly buscando garantías de que los titulares de la tarjeta verde estarían exentos y Gen Mattis buscando protecciones para los iraquíes que ayudaron a los EE.UU. El general Kelly, que anteriormente sirvió como secretario de Seguridad Nacional, ha sido abiertamente crítico de la orden, diciendo que él no pensó que “apropiado” apuntar a individuos debido a su fondo religioso o étnico. El veterano del ejército dijo que cultivó buenas relaciones con líderes musulmanes mientras servía en Irak para fomentar la estabilidad.