Concluye, con dudoso éxito, la cumbre vaticana sobre la pederastia. Lo hizo con un largo discurso del papa Franciso centrado en ocho pautas que llevar a cabo.
El sumo pontífice expuso una serie de medidas con las que luchar contra lo que ha calificado de “mosntruosidad”, entre las que se encuentra el compromiso de llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido dichos crímenes.
“Ninguna explicación es suficiente para el abuso a los niños. Tenemos que reconocer con humildad y coraje que estamos frente al misterio del mal”, dijo el jefe de la Iglesia católica.
Ante el dolor y el sufrimiento de las víctimas, los obispos observaron y escucharon los desgarradores testimonios en vídeo.
“Nadie después de esta conferencia podrá decir que simplemente lo ignoró, que no lo sabía. No, ahora la gente tiene que actuar”, afirma Jean-Claude Hollerich, el arzobispo de Luxemburgo.
“Las víctimas, los supervivientes eran el centro de esta reunión. Fue por ellos por quienes nos reunimos. La tolerancia cero es el camino del futuro de la Iglesia”, dice el asesor de medios del Vaticano.
Decepción generalizada entre las víctimas. El sábado, activistas y víctimas de abusos marcharon por las calles de Roma. Pero el debate no ha terminado tras la cumbre vaticana. Peter Saunders es miembro fundador de ECA, una organización que representa a las víctimas de abusos:
“No se puede cambiar una cultura diciendo: necesitamos tener una conversación sobre esto, esto no es bueno. Las reglas que la iglesia debe implementar son muy simples. Y lo hemos estado diciendo durante años. Al igual que el Papa, pero no ha hecho nada al respecto”