Cuando a finales de febrero aparecieron una quincena de casos en un día en el rico norte de Italia, las autoridades decidieron cerrar los once pueblos más afectados. Diez eran en Lombardía, en la provincia de Lodi. Pero uno, Vo’ Euganeo, estaba en la región de Véneto. Fueron los primeros confinados de Europa.

Poco a poco el virus fue extendiéndose en el corazón industrial de Italia y todo apuntaba a que Lombardía y Véneto iban a ser las regiones más golpeadas. Hoy, casi dos meses después, en Lombardía ha habido 65.381 casos, entre ellos 12.050 muertos, con una letalidad altísima: el 18,4% de los infectados han fallecido. En Véneto la epidemia se ha podido contener antes. Se cuentan 15.692 casos –por detrás de otras regiones sin focos iniciales, Emilia-Romaña y el Piamonte–, y 1.059 muertos. La mortalidad está en el 6,7%.

En la región se han hecho casi el mismo número de tests que en Lombardía, cuya población es el doble

Ambas regiones están gobernadas por el mismo partido, la ultraderechista Liga de Matteo Salvini. Pero el presidente de Véneto, Luca Zaia, fue el primero en articular un programa de pruebas masivas. Este es el motivo principal por el cual los datos de Véneto son mucho mejores que en la Lombardía, explica el virólogo Andrea Crisanti, que trabaja en la Universidad de Padua, pero antes estaba en el Imperial College. “Ignoramos las directivas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que decían que sólo se debía hacer las pruebas a las personas que presentaban síntomas o que regresaban de China”, aseguró en una videoconferencia con un grupo de corresponsales en Italia. A día de hoy en Lombardía, con 10 millones de habitantes, se han hecho 255.000 pruebas, mientras que en el Véneto, con 4,9 millones de habitantes, se han realizado casi el mismo número de pruebas, 247.000.

“Eran unas directrices equivocadas”, opina Crisanti, que acusa a la OMS de estar demasiado burocratizada. “Creo que tiene un grandísimo valor que debe ser preservado, pero, a la luz de lo que ha pasado con esta epidemia, debe ser repensada”, mantiene.

El virólogo cuenta que en Véneto pudieron controlar rápidamente el foco del pueblo de Vo’, un municipio de 3.000 almas. “Hicimos pruebas a todos, a los parientes de los enfermos, a posibles contactos, reconstruyendo la cadena de conta-gios”, recuerda. “Los aislamos. Interceptamos a muchísimos positivos desde el principio. Eso tuvo un gran impacto, que con el confinamiento dio mayores resultados”. Cuando empezaron a realizar pruebas masivas en Vo’ Euganeo se dieron cuenta de que el 3% de sus habitantes estaban contagiados, pero el 45% de ellos eran asintomáticos. Así lograron frenar la expansión. Además han hecho tests de forma continua al personal médico en los hospitales para evitar que, como sucedió en Lombardía, los centros sanitarios se convirtiesen en otro foco de contagio.

Los buenos resultados en la región han favorecido que Zaia haya permitido que sus ciudadanos puedan correr libremente. En el resto del país, sólo está aprobada la práctica deportiva a 200 metros de distancia de la vivienda. Pero la prevención es máxima, por lo que desde esta semana aquí también, como en Lombardía, es obligatorio usar una mascarilla para salir de casa. así como llevar guantes o, en su defecto, gel desinfectante.