Después de una racha mágica durante la temporada pasada, casi todos esperaban que los Jefes de Kansas City volvieran al Super Bowl este año. Más sorprendente fue la aparición de los Bucaneros de Tampa Bay luego de una temporada 7-9 en 2019, pero reanimados por un mariscal de campo de 43 años.
Florida resultó ser la fuente de la eterna juventud para Tom Brady, y la remontada de su equipo al final de la temporada ha continuado en la postemporada, preparando el terreno para un choque de quarterbacks que ha sido definido como “el más grande de todos los tiempos” (GOAT, por su sigla en inglés), al enfrentarse el GOAT Brady con el Baby GOAT (Patrick Mahomes).
Los mariscales de campo no llegaron al partido de este domingo por sí solos. Ambos equipos terminaron en la tabla de los mayores puntajes de la NFL y de la menor cantidad de puntos permitidos, y aunque este juego puede terminar con muchas anotaciones, es probable que haya grandes jugadas defensivas.
Después de algunos años en Nueva Inglaterra con un grupo mediocre de receptores, Tom Brady está rodeado de talento en Tampa Bay.
No es difícil adivinar por qué Tom Brady quería jugar con los Bucaneros.
Luego de batallar para lograr cualquier cosa con un grupo mediocre de receptores en sus últimas temporadas con Nueva Inglaterra, Brady vio incontables oportunidades en Mike Evans y Chris Godwin. Pero si iba a arriesgarse con un nuevo equipo, Brady no iba a detenerse con dos receptores de Pro Bowl así que convenció a su viejo amigo Rob Gronkowski, ala cerrada, para que abandonara el retiro.
Cuando la temporada de Tampa Bay arrancó con inconsistencias y lesiones, Brady convenció al equipo para añadir al receptor Antonio Brown y lo avaló como alguien cuya capacidad podría ser mayor que sus líos tumultuosos. Hubo destellos de genialidad y momentos de frustración durante los primeros tres cuartos de la temporada. Pero tras una derrota frente a Kansas City en la semana 12, los Bucaneros superaron la semana 13 como un nuevo equipo. En las siguientes cuatro semanas, Tampa Bay ganó todos los encuentros con un promedio de 37 puntos por partido.
Ese bombardeo se ha mantenido en la postemporada, con los Bucaneros anotando al menos 30 puntos en cada una de sus tres victorias como visitantes. El domingo tendrán la oportunidad de convertirse en el primer equipo de la NFL en tener cuatro juegos de 30 puntos en una sola postemporada.
Aunque Tampa Bay puede correr efectivamente detrás de Ronald Jones y Leonard Fournette, la expectativa es que Brady mueva la pelota campo abajo con lanzamientos cortos y medianos a sus cuatro receptores de pases de élite, confiando en que ellos ganen yardas después de la recepción.
Los Jefes responderán con una carrera de pases liderada por el tackle defensivo Chris Jons y una secundaria controlada en gran parte por el safety Tyrann Mathieu, una máquina para detener corredores y acarrear. Bashaud Breeland, el mejor back defensivo de los Chiefs en términos de cobertura de pases, estará con las manos ocupadas tratando de detener a Evans, Godwin y Brown.
Es posible que Brady aguante varias yardas de paso, pero Kansas City tiene una defensa flexible y resistente. Puede que no sea tan intimidante como la de otras escuadras —entre ellas la de Tampa Bay— pero está entre las diez que han dejado pasar la menor cantidad de anotaciones esta temporada. Así que aunque de Brady puede esperarse un partido de 300 yardas, es menos probable que continúe la racha de 30 puntos de Tampa Bay, que en total suma siete juegos,
Cuando Kansas City tenga la pelota
Mahomes no es justo. Utiliza la velocidad y el juego de pies para evitar capturas como Aaron Rodgers. Convierte jugadas fracasadas en carreras enormes como Russell Wilson, y es capaz de lanzar un pase certero a un receptor con un movimiento de muñeca como solía hacer Dan Marino. Aunque todo sucede como un acto de funambulismo, en el que Mahomes frecuentemente atrae a los defensores antes de soltar el balón, casi nunca entra en pánico, mostrando una precisión en todo lo que hace que contradice su aparente improvisación.
A pesar de que es fácil explicar su efectividad al señalar sus 4740 yardas en pases o sus 38 pases de touchdown esta temporada, las dos estadísticas más importantes para Mahomes probablemente sean su tasa de intercepción, que es un récord de la liga —1 por ciento— y su tasa de saque de 3,6. Puedes dejar que tus ojos te convenzan de que está siendo imprudente, pero estarías completamente equivocado, como le ha pasado a tantos defensas.
El desafío de los Jefes radica en tener jugadores alrededor de Mahomes capaces de capitalizar su genialidad, y tienen a dos de los mejores en el ala Travis Kelce y el receptor Tyreek Hill. Esta temporada Kelce impuso un récord de yardas recibidas por un ala (1416), y seguro habría llegado a 1500 de no ser porque Kansas City hizo descansar a sus corredores en la semana 17. Hill es una amenaza de touchdown en cada jugada, con una velocidad que a veces opaca su capacidad de esquivar, su fuerza y su habilidad para lograr atrapadas difíciles y superar tackles.
Toda la ofensiva de Kansas City es veloz —y también hay velocidad en Mahomes, Kelce y Hill—y el novato Clyde Edwards-Helaire añaden una amenaza al juego de carreras que no se esperaba cuando Damien Willians abandonó la temporada.
Como Kansas City tiende a jugar mejor cuando está más presionado, este juego parece inclinarse a favor de los Jefes, con la gran excepción de que el equipo está débil en la línea ofensiva. Se espera que Kansas City no cuente con sus dos tackles iniciales y varios guardias, con lo que queda corto contra una carrera de pases de Tampa Bay que tiene un empuje interior extremo gracias a los tackles defensivos Vita Vea y Ndamukong Suh y una avanzada de elite en el borde a cargo de Shaquil Barret y Jason Pierre- Paul.
Si la línea ofensiva de Kansas City se convierte en una coladera —algo que puede pasar, porque esencialmente está jugando con reemplazos en todas las posiciones—, Mahomes enfrentará mucha presión y su capacidad se verá extremadamente desafiada. Eso, teóricamente, podría llevar a uno o dos errores en los lanzamientos en la cancha baja, aunque esperar que Mahomes cometa errores es típicamente una tontería.
Qué va a pasar
Mahomes se encuentra en un momento de su carrera en el que es casi imposible dudar de él, algo que le debe resultar familiar a Brady, que alguna vez estuvo en la misma cima en Nueva Inglaterra. Es fácil ver que los Bucaneros hagan un buen partido en la línea ofensiva, pero incluso si consiguieron una ventaja considerable, no deberían confiarse, pues los Jefes estuvieron por detrás al menos por 9 puntos en cuatro de sus últimos cinco juegos de las eliminatorias —incluido el Supertazón del año pasado— y de todas maneras han ganado.
A Mahomes le faltan años de logros antes de que su trayectoria pueda compararse a la de Brady, pero pareciera que se puede afirmar que el domingo conseguirá algo que ningún mariscal de campo ha hecho después de Brady: ganar Supertazones consecutivos.