La tensión de los familiares de los desaparecidos en la mina de Brumadinho(Minas Gerais) se desbordó el domingo en el espacio habilitado por la empresa minera Vale para atenderles. Habían pasado muchas horas desde el colapso de la represa y la falta de información sobre los más de 300 desaparecidos contabilizados hizo que un grupo de mujeres perdiera la paciencia. “¡La gente quiere respuestas!”, exigía una. Con la sensibilidad a flor de piel, otra protestaba por la indiferencia con la que se sentía tratada: “No estoy esperando el resultado de un concurso público, ¡no! Si mi marido no tiene valor para ustedes, ¡sí lo tiene para mí! ¡Es mi esposo, padre de mi hija, hijo de mi suegra! Él es un simple empleado suyo, reemplazable, pero para mí no lo es”, gritaba la esposa de un empleado subcontratado de la mina.
Los fallecidos por la rotura de un dique de contención suman ya 60 (de los que 19 han sido identificados) y otras 292 personas siguen desaparecidas, según el último balance oficial. Las esperanzas de localizar a algún superviviente eran ayer mínimas, como explicó el portavoz de los bomberos, el teniente Pedro Ahiara: “Como esta tragedia implica lodo, que es un tipo de material que ocupa mucho espacio, [la situación] es diferente de cuando uno tiene algún tipo de derrumbamiento en que hay bolsas de aire y es probable encontrar supervivientes. Con el fango eso es muy difícil que suceda. Pero todavía trabajamos con todas las posibilidades, para garantizar que esas personas regresen lo más rápido posible con sus familias”.
El bombero subrayaba el desafío que supone el rastreo tras el descomunal desbordamiento del viernes. “Entendemos la angustia de las familias, pero es un área de búsqueda de 10 kilómetros y millones de metros cúbicos de mineral”, explicó en referencia a las instalaciones propiedad de Vale, la mayor minera de Brasil. Las acciones de la empresa llegaron a caer más de un 20% en la Bolsa de São Paulo.