El Instituto Africano de Investigación Sanitaria de Durban, Sudáfrica, donde los investigadores realizaron un estudio de 13 muestras de sangre de personas que fueron vacunadas o se habían recuperado de covid, y las mezclaron con diferentes variantes.Credit…Jerome Delay/Associated Press
Las personas que se han recuperado de un contagio con ómicron, la nueva variante del coronavirus, podrían quedar protegidas de infecciones posteriores causadas por la variante delta, según un nuevo estudio de laboratorio realizado por científicos sudafricanos.
Si otros experimentos confirman estos hallazgos, habría indicios para considerar un futuro menos funesto para la pandemia. A corto plazo, se espera que la variante ómicron genere una oleada de casos que supondrá una presión importante para las economías y los sistemas sanitarios de todo el mundo pero la nueva investigación sugiere que a largo plazo, en un mundo dominado por ómicron, podría haber menos hospitalizaciones y fallecimientos que en uno donde la variante delta siga causando estragos.
“Es probable que ómicron supere a delta”, dijo Alex Sigal, experto en virus del Instituto Africano de Investigación Sanitaria de Durban, Sudáfrica, quien dirigió el nuevo estudio. “Quizá el hecho de que delta deje de ser la variante dominante sea algo bueno y estemos ante algo con lo que podremos vivir con facilidad y que nos perturbará menos que las variantes anteriores”.
Esta semana, Sigal publicó la investigación en el sitio web del instituto. Aún no se publica en una revista científica.
Científicos independientes afirmaron que, aunque los resultados del experimento sudafricano son preliminares, tienen solidez. Carl Pearson, investigador de salud pública de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, señaló que los resultados coincidían con lo que está ocurriendo en estos momentos en el Reino Unido.
“Ómicron llega y crece con rapidez, y la tendencia de delta pasa a ser decreciente”, dijo Pearson.
Nathan Grubaugh, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de Yale, comentó que estaba observando el mismo patrón en Connecticut. “Vemos que ómicron aumenta exponencialmente, mientras que los casos de delta disminuyen”, dijo. “Esto me sugiere que ómicron está compitiendo con delta en cuanto a individuos susceptibles, dejándolos menos susceptibles a delta y reduciendo los casos de esa variante”.
Cuando las personas comenzaron a contagiarse con el coronavirus hace dos años, produjeron anticuerpos y células inmunes que podían brindar protección. Debido a eso, era muy raro que una persona volviera a contagiarse en los meses siguientes.
Pero, a finales de 2020, surgieron nuevas variantes de coronavirus. Algunas, como alfa, tenían mutaciones que les permitían propagarse rápidamente. Otras, como beta, tenían adaptaciones que les permitían evadir los anticuerpos, ya fueran producidos durante una infección previa o en respuesta a una vacuna de COVID-19.
La variante delta, que adquirió relevancia el verano pasado, presentaba mutaciones que le daban una mayor capacidad de propagación y una habilidad moderada para evadir los anticuerpos. Las vacunas seguían siendo eficaces contra delta, pero no tanto como en los primeros momentos de la pandemia.
En noviembre, cuando apareció ómicron, se propagó con más rapidez que delta. Los investigadores sospecharon que su velocidad tenía dos orígenes. De alguna manera era capaz de transmitirse rápidamente, quizás replicándose en grandes cantidades o propagándose con mayor facilidad de una persona a otra. Ómicron también contagió a personas vacunadas y a quienes se habían enfermado con las variantes previas.
En otro estudio realizado este mes, el equipo de Sigal, así como otros grupos de investigación, confirmaron la capacidad de ómicron para evadir los anticuerpos de las vacunas y las variantes anteriores. Para hacerlo, analizaron la sangre de personas vacunadas o que se habían recuperado de COVID-19, y la mezclaron con diferentes variantes.
De manera reiterada, los anticuerpos que eran potentes contra delta y otras variantes no funcionaban bien contra ómicron. Esto ayudó a explicar por qué tantas personas vacunadas y que ya se habían contagiado se infectaron con ómicron, aunque de manera más leve que los que se contagiaron con delta.
En su estudio nuevo, Sigal y sus colegas hicieron el mismo experimento, pero esta vez con personas que se habían recuperado de contagios con ómicron. A pesar de que Sudáfrica acaba de atravesar un enorme pico de casos de esta variante, Sigal y sus colegas solo pudieron estudiar a trece pacientes.
“Fue muy difícil debido al periodo vacacional”, dijo. “Nadie quiere quedarse para formar parte de un estudio”.
Siete de los pacientes estaban vacunados y seis no. Los científicos no determinaron qué voluntarios se habían infectado con anterioridad con otras variantes del virus; sin embargo, como la gran mayoría de los sudafricanos padecieron la enfermedad antes de la llegada de ómicron, es probable que la mayoría no se hubiera contagiado de COVID-19 por primera vez con esta última variante.
Como era de esperarse, los investigadores descubrieron que la sangre de los pacientes presentaba un nivel elevado de anticuerpos potentes contra ómicron, pero esos anticuerpos también resultaron eficaces contra la variante delta.
Esto los sorprendió de manera especial porque el estudio que hicieron a principios de este mes mostró que en el caso contrario no sucedía lo mismo: los anticuerpos producidos tras una infección por delta ofrecían poca protección contra ómicron.
A medida que ómicron recorre un país tras otro, Sigal infiere que le dará a la gente inmunidad no solo contra esta misma variante, sino también contra delta. Eso significaría que las personas que se contagien con la variante delta tendrán menos oportunidades de transmitir el virus a otras personas. Al mismo tiempo, ómicron infectará con facilidad a las personas que se hayan recuperado de la variante delta. Esa ventaja competitiva podría significar el fin de delta.
Por supuesto, se trata de una especulación sobre la salud futura de miles de millones de personas con base en solo trece voluntarios. Además, Sigal no puede decir con exactitud a qué se debe el beneficio que proporciona ómicron contra la variante delta. Es posible que los anticuerpos que produce también actúen de manera más amplia contra otras variantes.
También es posible que las infecciones con la variante ómicron simplemente hayan despertado la inmunidad existente en los voluntarios, adquirida con las vacunas o contagios anteriores. Si ese es el caso, queda por ver qué pasará con las personas no vacunadas que se infecten por primera vez con ómicron, un destino que millones de estadounidenses podrían enfrentar en las próximas semanas.
Aunque ómicron acabe con delta, eso no significa que esta variante vaya a prevalecer durante generaciones. Cuando la gente adquiera inmunidad contra la variante ómicron, la selección natural podría favorecer las mutaciones que produzcan una nueva variante que logre evadir esa inmunidad.
Dependiendo de la evolución del coronavirus, Pearson dijo que podía prever tres futuros distintos.
En uno, la covid imita a la gripe, con una variante estacional que supera a la anterior, año tras año.
El segundo escenario es que imite a la fiebre del dengue, coexistiendo varias variantes que evaden diferentes anticuerpos, lo que hace que las personas se enfermen en diversos periodos de tiempo cuando se contagian con alguna de esas variantes.
La tercera posibilidad es la más deseable: una variante gana y se convierte en un patógeno que se puede prevenir fácilmente. Pero Pearson cree que ese es el escenario menos probable.
“Apuesto que podemos descartar la tendencia donde se reduce a una sola variedad que inmuniza a largo plazo y se convierte en una infección infantil como el sarampión”, dijo. “Sin embargo, también es una posibilidad”.
Carl Zimmer es el autor de la columna Matter. Ha publicado 14 libros, entre ellos Life’s Edge: The Search For What It Means To Be Alive. @carlzimmer