GINEBRA, Suiza — Al menos veinte personas murieron a causa de la represión de las fuerzas de seguridad venezolanas y a manos de grupos armados a favor del gobierno y habría muchas más heridas por las protestas de esta semana, denunció la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas este viernes, con base en fuentes locales. Grupos venezolanos reportaron un saldo más alto.
La alta comisionada, Michelle Bachelet, condenó los asesinatos cometidos por fuerzas leales al presidente Nicolás Maduro, que está bajo presión nacional e internacional para renunciar a su cargo mientras su país se hunde cada vez más en una crisis política y económica.
Bachelet, quien fue presidenta de Chile en dos periodos, dijo: “Estoy extremadamente preocupada de que la situación en Venezuela pueda escalar rápidamente en una espiral sin control y con consecuencias catastróficas”.
En Caracas y en otras ciudades, multitudes de manifestantes se enfrentaron a la policía y a grupos armados esta semana —confrontaciones que estuvieron marcadas por disparos con armas de fuego— en medio de la desesperación cada vez más profunda sobre la escasez de alimentos y un colapso económico que ha causado que tres millones de venezolanos abandonen el país.
El caos político escaló esta semana cuando un líder opositor, Juan Guaidó, se juramentó como el presidente encargado de Venezuela. La acción rápidamente atrajo el apoyo y las promesas de ayuda de parte del gobierno del presidente estadounidense Donald Trump y de parte de varios otros gobiernos.
Altos mandos militares proclamaron su lealtad a Maduro el 24 de enero y advirtieron sobre una guerra civil. En un impulso adicional a Maduro, el presidente ruso, Vladimir Putin, lo llamó por teléfono para mostrar su respaldo y advirtió a Estados Unidos en contra de intervenir en asuntos venezolanos.
Después de permanecer fuera de la mirada pública el jueves, Guaidó dijo que ofrecería una conferencia de prensa a las 11:00 del viernes para hablar sobre los próximos pasos de la oposición.
Durante una entrevista en un programa de radio la mañana del viernes, Guaidó exhortó a los diplomáticos venezolanos en Estados Unidos a seguir trabajando y a rechazar las órdenes de regresar a casa durante el fin de semana, en un desafío a la decisión del gobierno de Maduro de romper relaciones diplomáticas con Washington.
Guaidó dijo que el equipo de transición había estado ocupado los dos días en el desarrollo de planes para traer ayuda humanitaria a Venezuela y comenzar a arreglar la economía. Sin embargo, al hablar sobre una ubicación que no fue dada a conocer, reconoció su situación precaria.
“Pudieran meterme preso hoy”, dijo. “No descartamos absolutamente nada”.
Las fuerzas de seguridad venezolanas han usado mano dura contra la oposición, al allanar hogares y hacer cientos de arrestos, de acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ubicada en Ginebra, la cual reportó 320 arrestos tan solo el 23 de enero.
“Esto es, en el fondo, una crisis de gobernabilidad, y es responsabilidad de los líderes del país poner fin a esta situación desastrosa”, dijo Bachelet, al exhortar a los líderes políticos de Venezuela a reunirse para resolver la crisis.