Un total de 83 empresas internacionales han contratado a fábricas chinas que usan a ciudadanos uigures, transferidos desde los ‘centros de reeducación’ de la provincia china de Xinjiang, en sus cadenas de suministros a través de programas de trabajos forzosos.
Un estudio realizado por el Instituto de Política Estratégica Australiano (ASPI por sus siglas en inglés), ha demostrado que muchos de los detenidos en estos centros fueron enviados a fábricas por todo el país en programas de trabajo forzoso. El ASPI ha identificado 27 fábricas en nueve provincias chinas que utilizan mano de obra uigur transferida desde Xinjiang desde 2017. Esas fábricas afirman ser parte de la cadena de suministro de marcas mundiales conocidas, como Apple, Nike, Google o Calvin Klein, entre otras.
El informe proporciona evidencias de la explotación laboral en dichas fábricas y de la participación de empresas extranjeras y chinas en abusos contra los derechos humanos
Este informe, basado en documentos de código abierto en chino, análisis de imágenes satélite e informes de medios sobre el terreno, proporciona evidencias de la explotación laboral en dichas fábricas y de a participación de empresas extranjeras y chinas, puede que sin conocimiento de ello, en abusos contra los derechos humanos. En total, la investigación ha identificado 83 empresas que se benefician directa o indirectamente del uso de trabajadores uigures fuera de Xinjiang.
Unos 80.000 uigures fueron trasladados desde de Xinjiang a trabajar en estas fábricas entre 2017 y 2019, y algunos de ellos fueron enviados directamente desde los ‘campos de reeducación’. En las fábricas viven en dormitorios separados, reciben formación de mandarín e ideológica, están sujetos a vigilancia constante y tienen prohibido participar en celebraciones religiosas.
Algunas de las marcas citadas en el informe, como Abercrombie Fitch, ya han declarado que dejarán de trabajar con los proveedores involucrados. Otras, como Adidas o Bosch, explicaron a los investigadores que no tenían relaciones directas con estos. Sin embargo, ninguna pudo descartar un vínculo con dichas fábricas.
Xinjiang es el hogar de una gran variedad de grupos étnicos predominantemente musulmanes, el mayor de los cuales es el uigur. Desde 2016, el gobierno chino ha estado usando grandes centros fortificados para detenerles. Estas instalaciones están diseñadas con fines de reeducación; lugares donde a los presos se les enseña mandarín a la fuerza y se les instruye en la propaganda del Partido Comunista. Algunos testimonios de ex detenidos describen celdas superpobladas, tortura e incluso la muerte de otros detenidos.
“La razón por la cual es enviado a un centro de entrenamiento: su mujer llevaba velo y ha violado el la política de planificación familiar (tenía cuatro hijos)”, son algunos de los testimonios que la CNN publicó el pasado mes en un reportaje donde se hacían públicos documentos relativos a estos centros. Los documentos filtrados por el medio estadounidense suponen una compilación de 667 registros de ciudadanos uigures detenidos. La publicación mostraba veredictos tales como “la transformación de su pensamiento no era ideal. Se recomienda continuar su entrenamiento”, que dictaminaban que el individuo debía permanecer retenido más tiempo. “Si encontraban un Corán, la condena eran entre tres y cinco años más en el centro de reeducación”, declaraban los testimonios.
El pasado año, el Parlamento Europeo instó al gobierno chino a cerrar los campos de reeducación en Xinjiang “inmediatamente”. Sin embargo, y además de no haber respondido a dicha recomendación, estas transferencias de trabajo son ahora una parte integral del proceso de ‘reeducación’, llamado oficialmente por el gobierno chino como ‘entrenamiento vocacional’.