En su primera comparecencia en un acto en la calle tras haberse autoproclamado presidente interino de Venezuela con el apoyo de EE.UU. y otra veintena de países el pasado miércoles, el líder opositor y jefe de la Audiencia Nacional (AN, parlamento), Juan Guaidó, rechazó la oferta de reunirse que le hizo el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en una rueda de prensa que concedió el mandatario de forma simultánea al acto del opositor.
El jefe de Estado venezolano dijo que estaba listo para reunirse con Guaidó con el fin de participar en un “diálogo nacional”. ”Estoy comprometido con un diálogo nacional Hoy, mañana, siempre, (…) Estaré listo para ir a donde ir … Personalmente, si tengo que ir a ver a este niño (…) Voy allí”, dijo Nicolás Maduro.
Sin embargo, Guaidó, al ser informado sobre la propuesta de Maduro, la rechazó, porque no quiere participar en lo que consideró un “diálogo falso” con el Gobierno de Maduro.
“La represión, cuando no da un resultado, se convierte en un diálogo falso (…) Quiero dejarlo claro al mundo y a este régimen: aquí nadie se prestará a un diálogo falso”, zanjó Juan Guaido durante su conferencia de prensa en una plaza al este de Caracas.
En cuanto a sus próximos pasos, Guaidó afirmó estar considerando pedir fondos a instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) para financiar su gobierno interino.
Además, el equipo de Guaidó planea nombrar una nueva junta directiva de Citgo Petroleum, la unidad estadounidense de la petrolera estatal PDVSA – que apoya a Nicolás Maduro-, y un nuevo representante del Banco Interamericano de Desarrollo.
Guaido aún no tiene el control de las funciones del estado, que siguen siendo leales al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Tanto los militares, de quien depende la economía; como la petrolera o el Tribunal Supremo apoyan al líder socialista.
Guaidó viene intentando enérgicamente que tanto soldados como generales lo reconozcan como presidente, tal como hicieron Estados Unidos y un montón de Gobiernos extranjeros esta semana. Por más difícil que sea eso para el nuevo rostro de una oposición revitalizada, él debe lograrlo para poder destronar a Maduro.