Madrid se ha convertido en un imán para los jóvenes franceses en busca de fiesta. Llegan por miles cada fin de semana escapando de las restricciones en su país, donde siguen cerrados los bares y restaurantes y el toque de queda comienza a las seis de la tarde.
“En Francia está el confinamiento, el toque de queda. No podemos salir ni ir a los bares. Es muy agradable estar en Madrid”, afirma un joven.
“Está mejor que en Francia ahora porque podemos vivir, salir a la calle, comer en restaurantes, beber en bares”, añade otro.
La flexibilidad de las normas en la capital española la ha convertido también en capital vacacional. Este tipo de clientela supone la mitad de la ocupación en los hoteles del centro de Madrid. El sábado pasado, la policía detectó la presencia de al menos 2500 turistas franceses.
“Estamos aquí para respirar, porque en Francia todo está cerrado”, dice una chica.
A las once de la noche, cuando empieza el toque de queda, a menudo continúan la diversión en sus alquileres turísticos. El pasado fin de semana, la policía intervino más de 400 fiestas ilegales en locales y pisos particulares, muchas de ellas con jóvenes franceses.