En realidad no es azul. Es una Luna llena, como cualquier otra, del color que se ven la mayoría de las Lunas llenas: entre gris pálido, blanco lechoso o plateado.
Lo que hace raro a este fenómeno, que el folclor bautizó como “Blue Moon” o “Luna azul”, es que se dan dos Lunas llenas en un solo mes, cuando lo normal es ver una.
Un ciclo lunar, el período en el que ocurren todas las fases de la Luna, se repite cada 29,5 días aproximadamente.
Si coincide que la Luna llena se produce el primer o segundo día y el mes tiene 31 días, es entonces cuando es probable que aparezca una segunda Luna llena.
El mes de febrero, que tiene 28 días, nunca verá una.
¿Cuándo es la “Luna azul” de 2020?
Es un fenómeno inusual que se da cada 2,5 años.
La última vez que ocurrió fue el 31 de marzo de 2018.
Este año aparecerá en el cielo en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, cuando muchos países celebran Halloween y en México empieza la festividad del Día de Muertos.
Ya hubo una Luna llena el 1 de octubre y a finales de mes podremos ver la segunda.
¿Por qué azul?
Tal como explica la NASA en su sitio web, la definición de Luna azul surgió en la década de los 40 del siglo XX.
En esa época el Maine Farmer’s Almanac (la fuente más confiable en todo lo relacionado con el clima desde hace casi 200 años) ofrecía una definición de la Luna Azul tan enrevesada que muchos astrónomos tenían dificultades para entenderla.
Para poder explicar las Lunas azules en lenguaje llano, la revista Sky & Telescope publicó un artículo en 1946 titulado ‘Una vez cada Luna Azul’. El autor, James Hugh Pruett (1886-1955) citó al almanaque de Maine de 1937 y dijo: “La segunda (Luna llena) en un mes, tal como yo la interpreto, se llama Luna Azul”.
Esto no era correcto -asegura la NASA- pero por lo menos pudo entenderse.
Y así nació la Luna Azul moderna.
Lunas y volcanes
Aunque la que veremos no fue una verdadera Luna azul, sí existen las lunas de este color.
Pero sólo pueden verse azules después de una erupción volcánica.
En 1883, después del terremoto del volcán Krakatoa en Indonesia, la gente dijo que casi cada noche se podían ver Lunas azules.
Con la fuerza de la erupción, similar a una bomba nuclear de 100 megatones, se elevaron hacia lo más alto de la atmósfera terrestre nubes de ceniza cuyas partículas hicieron que la Luna se viera azul.
También hubo informes de Lunas azules en México en 1983, tras la erupción del volcán El Chichón, y en el estado de Washington en 1980, tras la erupción del Monte Santa Helena.