La escalada entre Israel y Hamas se afianza pese a los llamamientos a la contención por parte de la comunidad internacional. En un comunicado, Hamas confirmó este miércoles por la tarde la muerte de Basem Isa, jefe de la rama militar de la milicia en la ciudad de Gaza, y de “varios” otros altos responsables en el transcurso de los bombardeos israelíes. Isa, conocido como Abu Emad, era cercano al líder de la milicia, Mohamed Deif, y jefe de operaciones de las brigadas en la ciudad de Gaza que han dirigido ataques con cohetes desde el enclave contra Israel. En otro incidente, en la frontera entre Israel y la franja de Gaza fallecía el primer soldado hebreo al ser atacado el tanque en el que viajaba.

Una nueva línea roja fue traspasada el martes por la noche por las milicias palestinas de Gaza al lanzar simultáneamente 130 misiles contra Tel Aviv, y ya de madrugada, 110 más, junto a otros 100 con destino a Beerseba. Varios de ellos lograron burlar las baterías israelíes –la Cúpula de Hierro– e impactar en diferentes localidades del centro de Israel y en Beerseba. Una mujer pereció en un ataque en Rishon Letzion, elevando a cinco el número de israelíes fallecidos ayer bajo las misiles –dos en Ascalón–, a los que hay que añadir 48 palestinos muertos, de los cuales catorce son niños y tres mujeres, y 296 heridos en Gaza.

Este miércoles por la mañana se registraron nuevas víctimas a ambos lados de la raya de Gaza. En el enclave, un coche fue alcanzado por la aviación israelí, matando a sus cuatro ocupantes -entre ellos una mujer- e hiriendo a tres personas más. En la misma raya, un proyectil antitanque dirigido contra un jeep militar israelí habría matado a un ocupante y herido a otro.

En disturbios de madrugada en Cisjordania, trascendía la muerte de un adolescente y de un joven palestinos por disparos del ejército, en dos incidentes distintos, veinticuatro horas después de otra muerte en circunstancias parecidas.

A lo largo del martes, las salvas contra Ascalón y Sederot, ciudades casi pegadas a la franja de Gaza, insinuaban contención pese a su intensidad, tras la sorpresa del día anterior en Jerusalén.