Luisiana y Texas aprietan los dientes ante la inminente llegada de Laura, un huracán que esta noche podría tocar tierra elevado a la categoría 4, la segunda más destructiva en la escala Saffir-Simpson. Las autoridades han ordenado la evacuación de cientos de miles de personas. Laura llegará con vientos sostenidos de hasta 185 kilómetros por hora y sus zarpazos podrían poner en peligro vidas humanas. Ciudades como Galveston, en Texas, han quedado prácticamente vacías, con casas y comercios parapetados tras grandes placas de madera para proteger vitrinas, puertas y ventanas.

Laura ha cobrado fuerza y se ha convertido en huracán al atravesar las aguas calientes del Golfo de México. En su recorrido como tormenta tropical, ha dejado una estela de destrucción en países como Cuba, la República Dominicana o Haití. En estos dos últimos causó una veintena de muertes.

Por sus características, algunos expertos lo comparan ya con Harvey, un huracán de categoría 4 que hace tres años arrasó Texas y Luisiana causando daños por valor de 125.000 millones de dólares y segando centenar de vidas.