Dieron su apellido a universidades, salas de museos, centros de investigaciones, galerías y hasta a un planeta fuera del Sistema Solar.

Son una de las familias más poderosas de Estados Unidos, más rica que los Rockefeller, y también de las más discretas y filantrópicas, al punto que les llaman “los Medici del siglo XX”.

Pero lo que pocos conocen es que la escandalosa fortuna de los Sackler, con la que ofrecen becas, compran arte, crean fundaciones e instituciones, patrocinan salas en el Louvre y en el Museo Británico, abren escuelas en Israel y fundan decenas de programas científicos, académicos y culturales por todos lados, tiene un pasado oscuro.

Es una historia y una fortuna que comienza con tres hermanos, pasa por una campaña de marketing y deriva en una adicción sin precedentes.

Una adicción que llevó a Estados Unidos a declarar en octubre de 2017 una emergencia de salud pública en Estados Unidos y que ha dejado más muertes que la guerra de Vietnam y de Afganistán juntas.

La reciente demanda de más de 500 ciudades y condados de EE.UU. contra ocho miembros de la familia y el acuerdo alcanzado en Oklahoma por el que la firma que fundaron, Purdue Pharma, pagará US270 millones han hecho que el nombre Sackler ocupe cada vez más atención mediática.

Los inicios de la fortuna

Todo comenzó a finales del siglo XIX, cuando Arthur, Mortimer y Raymond Sackler, tres hermanos psiquiatras de Brooklyn, fundaron en Greenwich Village una pequeña empresa de medicamentos.

Vieron en ella la posibilidad de un negocio familiar y, para 1950, compraron con esos ingresos Purdue Pharma, una farmacéutica que, en sus inicios, generaba sus ingresos de la venta de eliminadores de cerumen de oídos, laxantes y iodopovidona, el antiséptico color naranja que se suele usar antes de las operaciones.

Los Sackler financiaron un patio futurista en el Museo Británico que lleva su nombre.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos Sackler financiaron un patio futurista en el Museo Británico que lleva su nombre. (Foto genérica de Archivo).

Pero la entrada a la producción de analgésicos en la década de 1980 significó un salto adelante.

Poco menos de un siglo después de su fundación, la empresa ya era un gigante farmacéutico mundial y había cambiado su sede a Stamford, Connecticut.

Sin embargo, su gran éxito comercial llegó en 1995, cuando lanzó al mercado el OxyContin, un medicamento para el dolor, a base de opioides, casi tres veces más fuerte que la poderosa morfina.

“El OxyContin es un analgésico que se sintetiza a partir de la tebaína, una sustancia presente en el opio. O sea, es familia de la heroína”, le explicó a BBC Mundo el doctor Brandon Marshall, profesor de epidemiología de la Universidad de Brown, Rhode Island (EE.UU.).

Además de su capacidad para neutralizar el dolor, añadió Marshall, se hizo evidente también su potencial adictivo peligrosamente alto.

Sin embargo, el medicamento comenzó a comercializarse por todo Estados Unidos y muy pocas voces se alzaron en su contra.

“Antes de la aparición del OxyContin, era muy raro que los médicos prescribieran opiáceos para combatir el dolor, pero fue tan fuerte la campaña de marketing que realizó Purdue Pharma que el OxyContin se convirtió en un éxito de venta”, afirmó Marshall.

Las autoridades de Estados Unidos aprobaron el medicamente ese mismo año y ya en 2001, las ventas alcanzaron los US$1.600 millones, superior a las delViagra, y representaban alrededor del 80% de los ingresos de la compañía.

Para 2010, eran US$3.000 millones.

Una investigación realizada por Marshall y publicada en el American Journal of Public Health indicó que, desde la aprobación del OxyContin, varias farmacéuticas se enfrascaron en una empresa de marketing y “sobornos” para convencer a los médicos de prescribir los opioides.

Donald TrumpDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionTrump declaró el jueves que la crisis de opioides de Estados Unidos es una emergencia de salud pública.

Varios especialistas consultados por The New Yorker Enquire también opinaron que la campaña llevada a cabo por Purdue Pharma contribuyó a que la prescripción de este tipo de medicamentos fuera menos rigurosa, lo que aumentó el número de adicciones a estos medicamentos entre la población.

Solo en 2012, médicos escribieron más de 282 millones de recetas para analgésicos opiáceos, incluidos OxyContin, Vicodin y Percocet, una cantidad que equivalía casi a un frasco por cada habitante de la nación.

De acuerdo con la investigación de Marshall, entre agosto de 2013 y diciembre de 2015, varias empresas farmacéuticas, entre ellas Purdue Pharma, pagaron más de US$46 millones a más de 68 mil médicos en todo el país a través de comidas, viajes y honorarios para incitarlos a recetar opioides.

La fortuna de los Sackler se multiplicó y para 2016 fueron nombrados entre las familias más ricas de Estados Unidos, con una riqueza ascendente, según cálculos de la revista Forbes, a US$13.000 millones.

Pero a medida que el consumo de estos medicamentos crecía en Estados Unidos -y se disparaba la fortuna de los Sackler- el uso de los opioides derivaba en una catastrófica epidemia con una magnitud de muertes sin precedentes.

Epidemia

Según Marshall, estos fueron los orígenes de la crisis de opioides que vive actualmente Estados Unidos, una situación que se ha salido tanto de las manos que el presidente Donald Trump se vio en la obligación de declarar una emergencia de salud pública en octubre de 2017.

Aunque finalmente no incluyó la “emergencia nacional”, como se pensaba, la declaración supuso un hecho sin precedentes en la nación.

Según la Agencia de Investigación y Calidad de la Asistencia Médica de Estados Unidos, en 2016 murieron en el país más de 60.000 personas por sobredosis de opioides.

Mientras, en 2014, cerca de 1.300 millones de personas fueron tratados por esta causa en hospitales y salas de emergencia.

Cartel de alerta sobre el fentaniloDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl fentanilo es una droga de producción casera 50 veces más poderosa que la heroína.

Para entonces no era ya el OxyContin el que estaba en su mayor uso: se había dado paso a la heroína y el fentanilo, una droga de producción casera 50 veces más poderosa que la primera.

“Pero en el OxyContin estuvo la base de todo”, precisó Marshall.

“Ahora sabemos que las agresivas estrategias de marketing empleadas por Purdue Pharma (y otras compañías) para alentar el tratamiento del dolor crónico con opioides recetados y las tácticas que minimizaron el riesgo de adicción, fueron un factor clave de la crisis la actual crisis”, explicó.

De acuerdo con el especialista, estos medicamentos sentaron las bases para la adicción y para la epidemia de opioides que ahora vive Estados Unidos.

Organizaciones como “Médicos para la prescripción responsable de opioides” y medios estadounidenses como The New YorkerThe New York TimesEnquire y Forbes han señalado en los últimos tiempos la implicación de la familia Sackler en la actual emergencia de salud de Estados Unidos.

En 2016, más de 60.000 personas murieron en Estados Unidos por sobredosis de opiáceos”.

Agencia de Investigación y Calidad de la Asistencia Médica de Estados Unidos