SAN DIEGO — El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos develó la semana pasada varios prototipos para el muro fronterizo con México que, según dijeron, representan el primer paso para cumplir con el plan del presidente Donald Trump de construir una barda a lo largo de los más de 3000 kilómetros.

Los funcionarios del departamento declararon que pondrían a prueba los modelos en los próximos meses para determinar cuál funciona mejor para detener la migración ilegal y el narcotráfico en la zona fronteriza.

“Los prototipos son sumamente importantes para el futuro de la seguridad en la frontera”, dijo Ronald Vitiello, el vicecomisionado en funciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP, por su sigla en inglés), bajo la cual trabaja la Patrulla Fronteriza. Vitiello dijo que los muros son clave para los esfuerzos de la agencia de proteger la zona.

Mientras Vitiello daba sus declaraciones al lado de los prototipos, que fueron erigidos junto a vallas que ya existen en la zona limítrofe de San Diego, algunos policías mexicanos estaban viendo desde el otro lado. Antes de hablar, Vitiello se acercó a darles la mano.

Pese al espectáculo, los prototipos están lejos de ser el muro fronterizo “físicamente imponente” y “estéticamente atractivo” que prometió Trump durante la campaña y que ordenó construir poco después de asumir el cargo. Por ahora, la visión del presidente estadounidense sigue siendo una aspiración.

Para empezar, el Congreso de Estados Unidos no ha apartado fondos para ese fin; el Departamento de Seguridad Nacional recurrió a dinero de otros programas para costear los prototipos. El comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes votó a favor de una medida que destinará 10.000 millones de dólares a la construcción, pero los senadores demócratas han prometido bloquear cualquier esfuerzo presupuestario para el muro.

El gobierno también tendría que expropiar o confiscar las tierras de muchos habitantes a lo largo de la frontera, especialmente en Texas, a través de las cuales colinda la mayoría de los 3000 kilómetros. Alrededor del 95 por ciento de la tierra tejana es de propiedad privada y, según algunos estimados, se necesitaría tomar el control de cientos de parcelas para construir ahí.

En 2008, cuando el Departamento de Seguridad Nacional intentó construir una valla fronteriza en el valle del río Bravo, al sur de Texas, terminó enfrentándose a más de 300 amparos en tribunales. Decenas de esos casos siguen pendientes.

“¿Acaso no funcionarían mejor y costarían menos otras opciones antes que un muro de 20.000 millones de dólares?”.

La mayoría de los representantes y legisladores de Texas, incluidos los republicanos, también se han pronunciado en contra del muro.

Will Hurd, uno de los críticos más vocales del Partido Republicano en Texas, dijo que es la manera más costosa y menos efectiva de resguardar la frontera.

“Deberíamos utilizar el dinero que usaríamos en muros fronterizos para invertir en tecnologías como sensores, cámaras y otras cosas, que cuestan una fracción de ese dinero”, dijo Hurd.