La cuenta atrás hacia la muerte comenzó este lunes para Vincent Lambert, después de que los médicos detuvieran esta mañana su tratamiento de alimentación e hidratación artificial. Es lo que él habría querido, sostienen su mujer y buena parte de la familia de este enfermero de 42 años tetrapléjico y en estado vegetativo desde que sufrió un accidente de tráfico, en 2008, sin dejar un testamento vital donde se especificaran sus deseos. Pero va contra la voluntad de sus padres y otros dos hermanos, que han agotado las vías judiciales para impedir que se detengan los cuidados que lo mantienen con vida, quienes este mismo lunes presentaron nuevos recursos en un intento de frenar el proceso y ganar tiempo. Es precisamente por esta profunda división familiar que el caso de Lambert se ha convertido en un símbolo del debate sobre la eutanasia y la muerte digna en Francia.
El médico jefe de la unidad que trata a Lambert, Vincent Sanchez, confirmó en un correo electrónico que reproducen varios medios franceses que ha comenzado el protocolo de fin de vida y que ha sometido al paciente a una sedación “controlada, profunda y continuada” hasta su muerte, que es lo que la ley francesa prevé para evitar el “dolor refractario o insoportable si la muerte es esperada en las próximas horas o días”. A Lambert también le será administrada una dosis de analgésicos “por precaución”, dijo a la Agencia France Presse una fuente médica según la cual este protocolo podría prolongarse varios días. “Espero, por el señor Vincent Lambert, que durante este periodo doloroso cada uno sepa abrir un paréntesis y reunirse en torno a su persona, para que estos momentos sean lo más pacíficos, íntimos y personales posibles”, agregó en su escrito. Según indicó, se ha establecido un plan de visitas “ampliado” para que sus familiares puedan visitarlo.