Israel Benavides
Ingeniero encargado proyecto exoesqueletos en Ford
Si un obrero de los que hace poco más de un siglo se afanaba en la cadena de montaje de la fábrica del histórico Ford T en Detroit entrase hoy en la factoría de la compañía en Valencia, sufriría un choque brutal. Y no solo por los modelos de los coches tan distintos a aquellos de comienzos del siglo XX -o por el idioma extraño de los operarios-, sino sobre todo por los brazos robóticos que le rodearían y los exoesqueletos utilizados por algunos de los trabajadores. Efectivamente, desde que Henry Ford revolucionara la forma de fabricación tradicional con la introducción de la cadena de montaje para procesos complejos (con la consecuente reducción de tiempos y costes), las fábricas no habían cambiado tanto como está sucediendo en este inicio del XXI coincidiendo con el gran despegue de la robótica. El salto es ya definitivo y, según asegura Israel Benavides, el ingeniero responsable de esta medida pionera de Ford, la idea es “mejorar la salud y la ergonomía de los operarios en la línea”.
Aunque la imagen de uno de estos trabajadores con el exoesqueleto remite inevitablemente a la ciencia ficción, no se trata de que “el operario se convierta en un superman o en un ironman y que pueda cargar cosas más pesadas, si no hacerle la vida más fácil en su trabajo del día a día” aclara Benavides. Los exoesqueletos, fabricados con titanio y fibra de carbono, trasladan el peso que soportan habitualmente los brazos y la espalda hacia las caderas, ayudando a evitar lesiones. Estos esqueletos externos ayudan al trabajador a levantar por encima de su cabeza cualquier objeto hasta los tres kilogramos (puesto que los más pesados son movidos directamente por robots).
La medida adoptada por Ford es pionera en su campo -se trata de la primera planta del mundo en integrar esta tecnología- y fue tomada con la colaboración de los trabajadores de la planta, ya que fueron ellos quienes probaron el exoesqueleto e indicaron las necesidades específicas que tienen en su puesto. La compañía está trabajando en el proyecto con la instituto de Biomecánica de Valencia y espera implementar muy pronto la utilización de los exoesqueletos de forma definitiva. Mientras tanto, realizan pruebas y continúan mejorando los prototipos que ya están en funcionamiento.