Fue un espejismo. Hace un par de años, algunos pensaron que el mundo había logrado por fin desligar el crecimiento económico de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero.
Durante tres años, entre 2014 y 2016, las emisiones mundiales procedentes de los combustibles fósiles y la industria (que suponen el 90% del dióxido de carbono que emite la actividad del ser humano) se estancaron mientras crecía el PIB mundial. Sin embargo, aquella tendencia no se consolidó. Y en 2017 volvieron a crecer un 1,6%. Las proyecciones difundidas este miércoles por los investigadores del Global Carbon Project apuntan a que se confirma el fin de ese espejismo: este año esas emisiones de CO2 crecerán alrededor del 2,7%, hasta llegar a las 37,1 gigatoneladas, lo que supone un récord nunca visto en la historia de la humanidad.
¿Por qué este incremento? “Porque la economía mundial está creciendo bien y de una forma muy coordinada entre los bloques económicos más importantes del mundo: EE UU, Europa, Japón, China…”, detalla Pep Canandell, director del Global Carbon Project, un grupo de investigadores que anualmente publica las proyecciones de emisiones coincidiendo con las cumbres del clima, como la COP24 que se está celebrando en Katowice (Polonia).“Desafortunadamente, la capacidad de energías renovables instalada no es suficientemente grande como para cubrir el crecimiento en la demanda global de energía y, por tanto, hemos visto que plantas de carbón que estaban funcionando por debajo de su capacidad (la mayoría en China) han aumentado su producción”, añade este especialista.