Millones de hispanos están llamados a las urnas este martes para elegir quién será presidente a partir del próximo 20 de enero. Cada cuatro años se nos cuenta lo importantes que son sus votos y los esfuerzos de los candidatos para conquistar su apoyo, pero la historia del voto hispano y su influencia es bastante más compleja.
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Solo la mitad de los hispanos puede votar y los que pueden, votan poco
En Estados Unidos viven más de 60 millones de hispanos, pero apenas la mitad tiene derecho a votar. Esto se debe a que casi uno de cada tres hispanos no ha cumplido aún los 18 y entre los que sí son adultos, más de una cuarta parte no tiene la nacionalidad estadounidense y por tanto no pueden elegir al presidente. En definitiva: sólo una de cada ocho personas con derecho a voto es hispana, pero es que además su representación entre los que de verdad van a ir votar este martes será probablemente menor.
En las presidenciales de 2016, menos de la mitad de los hispanos con derecho a voto dicen haber votado. Por comparación, el 65% de los blancos y el 60% de los afroamericanos sí que participó. Los indicadores para este 2020 no son mucho más optimistas: aproximadamente la mitad de los votantes hispanos se declaran “extremadamente motivados” de cara a votar el martes, mientras que entre los estadounidenses en general esa cifra llega al 69%.
El voto latino es clave, pero en pocos sitios
Esto no quiere decir que su voto no sea importante, pero su distribución geográfica y el sistema electoral no ayudan. Dos de cada tres latinos con derecho a voto viven en solo cinco estados: California, Texas, Florida, Nueva York y Arizona. De todos esos estados, en California y Nueva York está asegurada la victoria del candidato demócrata, así que solo pueden marcar verdaderamente la diferencia (y lo hacen) en Texas, Florida y Arizona.
En Florida el 17% de las personas con derecho a voto son hispanas. Los latinos del estado tienen una reputación política conservadora, en parte por la influencia histórica de la comunidad exiliada cubana, pero los resultados electorales de 2016 muestran que los hispanos de Florida no son tan diferentes del resto: si el 66% de los votantes hispanos de EEUU apoyó a Hillary Clinton, en Florida el resultado no fue muy diferente, la demócrata logró un 62% del voto latino. Es cierto que los cubano-americanos son más republicanos y votan más que el resto de los hispanos pero, aunque son el grupo mayoritario en Florida, representan solo un tercio de los latinos del estado.
Florida ha sido durante décadas un estado bisagra por el que peleaban demócratas y republicanos, pero los casos de Texas y Arizona son muy diferentes. Solo muy recientemente han pasado de ser estados claramente conservadores a estar algo disputados por los demócratas, como pasó antes con Nevada y Nuevo México, donde ya el 43% de los ciudadanos con derecho a voto es hispano. En todo caso, este fenómeno está ligado fuertemente al crecimiento demográfico de la comunidad latina.
En Texas en particular, habría parecido ciencia ficción hace apenas 10 años que los candidatos presidenciales llegaran empatados a las elecciones. En 2016 Trump ganó con el 52% de los votos en Texas, pero Hillary Clinton se hizo con el 61% del voto hispano. No suena bien para los republicanos porque hace solo una década en el estado había 11 millones de blancos y 9 millones de hispanos. Ahora las dos comunidades están prácticamente a la par.
Es un error pensar que son todos demócratas
La comunidad hispana o las comunidades hispanas son enormemente diversas. Cuando decimos que un 66% de los latinos votó por Hillary Clinton suena muy polarizado, pero está bastante más cerca del 57% de los blancos que optó por Trump que del 89% de los afroamericanos que también apoyó a la candidata demócrata. Además, ahora mismo el 60% de los hispanos son de ascendencia mexicana, que tradicionalmente apoya a los demócratas, pero el grupo latino que más crece es el de los hispanos de origen venezolano, que puede tener otras preferencias políticas.
La naturaleza de la comunidad hispana va cambiando, como también puede cambiar el discurso del Partido Republicano hacia ella. Trump debutó en política hablando de los inmigrantes mexicanos como “violadores y vendedores de droga” y se hizo con un 28% de los votantes latinos. También Mitt Romney tuvo un discurso duro en inmigración y se quedó a ese nivel, pero en 1984 Ronald Reagan había logrado un 37% del voto hispano y en 2004 George W. Bush logró un 40%.
Según las encuestas Biden es el favorito de los votantes hispanos, aunque por debajo del resultado de Hillary Clinton. Y los sondeos también nos dicen que algunas tendencias políticas de la sociedad estadounidenses en general se reflejan también en la comunidad latina: entre los votantes hispanos de los estados clave, Trump es mucho más popular con los hombres que con las mujeres, una brecha de género es mucho más pronunciada que entre los blancos o los afroamericanos.