Mientras el mundo pone atención a las órdenes ejecutivas que ha firmado el presidente Joe Biden en sus primeras horas en la Casa Blanca, el mandatario demócrata también ha aprovechado, como es habitual en las nuevas Administraciones, para cambiar la imagen de uno de los lugares que mejor simbolizan el poder en Estados Unidos, el Despacho Oval. El nuevo inquilino ha querido enviar un mensaje y ha escogido piezas de arte con la intención de honrar la lucha por los derechos civiles, la unidad y la ciencia.
A su espalda, Biden ha colocado una serie de retratos de su familia sobre una estantería, acompañados de un busto de bronce del histórico líder sindical de origen mexicano César Chávez. El retrato de Andrew Jackson, séptimo presidente del país y un populista que mandó a la nación cheroqui al destierro y a quien Donald Trump admiraba, ya no está en la sala. Su lugar lo ocupa un cuadro de uno de los padres fundadores de la nación, el científico Benjamin Franklin, cerca de una piedra lunar, un guiño a la importancia que esta Administración quiere dar a la ciencia. También, según informa Times radio, Biden se ha deshecho del botón rojo que tenía Trump en el despacho, que, al pulsarlo, aparecía raudo un mayordomo con una Coca-Cola Light.
Con un país sumergido en una crisis social, que el año pasado fue testigo de las mayores protestas raciales en medio siglo, Biden ha colocado sendos bustos del reverendo Martin Luther King y otro de Robert F. Kennedy sobre la chimenea, según The Washington Post, que tuvo acceso a la sala en un recorrido privado. También hay bustos de la legendaria activista por los derechos de los negros Rosa Parks, del presidente y responsable del plan de reconstrucción económica, Harry S. Truman, y de Eleanor Roosevelt, primera dama y defensora de las causas por los derechos de la mujer. El busto que Trump había vuelto a colocar en el lugar y del que Biden ha decidido prescindir es el de Winston Churchill.
En el Despacho Oval que ocupa Joe Biden desde el miércoles también se quedan algunos elementos de otras Administraciones, como las cortinas, que son las mismas desde Bill Clinton, según asegura el periódico de Washington. Pero han desaparecido las banderas de los diferentes cuerpos de las Fuerzas Armadas que escogió Trump en enero de 2017. Y ha cambiado el sillón presidencial. La alfombra principal es ahora la azul con adornos florales de la Administración Clinton.
Sigue en el lugar el escritorio Resolute que la reina Victoria regaló en 1879 al presidente Rutherford Hayes. Fue bautizado con ese nombre por el barco británico del que salió su madera y ha sido uno de los objetos que más ha resistido a los cambios. La última vez que abandonó el despacho fue después de la muerte de Kennedy. Jimmy Carter lo recuperó en 1977 y desde entonces lo han usado todos los mandatarios.