La salud mental es un factor determinante para los más jóvenes dentro del mercado laboral.
Cerca de la mitad de los millennials, esa generación que hoy está entre los 25 y los 38 años, y el 75% de los integrantes de la Generación Z han dejado un trabajo por razones de salud mental. Esta es la conclusión de un estudio realizado por Mind Share Partners, SAP y Qualtrics y publicado en Harvard Business Review.
Los millennials nacieron entre 1981 y 1996 y los de la Generación Z entre fines de los 90 e inicios de los 2000.
Diferencias respecto a otras generaciones
De acuerdo con un reporte de Business Insider, para analizar los desafíos y los estigmas de la salud mental en el lugar de trabajo para los estadounidenses, el estudio encuestó a 1,500 personas que trabajan a tiempo completo. Y el resultado fue que el 50% de los millennials han dejado su trabajo por razones de salud mental.
De hecho, este resulta ya uno de los mayores problemas que afectan a esa generación, sobre todo porque la cifra de encuestados no-millennials que dejaron un trabajo por razones de salud mental fue del 20%.
Lo anterior indica un “cambio generacional en la conciencia” sobre la salud mental, como apuntaron Kelly Greenwood, Vivek Bapat y Mike Maughan, los autores del informe.
Y ese cambio está vinculado a la exposición de las preocupaciones por la salud mental, algo que no ocurría con las generaciones precedentes. No por gusto a los millennials se les conoce como “la generación de la terapia”, ya que, como escribió Peggy Drexler en marzo pasado en The Wall Street Journal, estos son conscientes de su salud mental y de la necesidad de contribuir para desestigmatizar la terapia.
Según Drexler, los millennials conciben la terapia como una forma de superación personal, al tiempo que sufren con el deseo de ser perfectos, lo que los lleva a buscar ayuda cuando sienten que no han cumplido sus expectativas.
Sin embargo, esta inclinación hacia la terapia también revela unos de los mayores problemas que afectan a esta generación, ya que detrás de esa fachada se hallan la depresión y las ‘muertes de la desesperación’, que son cada vez más comunes entre los millennials.
Depresión y muertes
Según un informe de Blue Cross Blue Shield, hecho público en 2018, la depresión desde el año 2013 se ha evidenciado un aumento del 47% en los diagnósticos de depresión en este sector poblacional. Otro estudio vinculado encontró en abril pasado que los millennials eran menos saludables que los Gen X (nacidos entre 1965 y 1980) cuando tenían su misma edad, y que existen más probabilidades de que aquellos sean menos saludables a medida que envejecen.
En paralelo, cada vez más millennials están muriendo por “muertes de desesperación”, relacionadas con drogas, alcohol y suicidio, como apuntó Jamie Ducharme para Time en junio pasado, citando un informe de los grupos de salud pública Trust for America’s Health and Well Being Trust.
Tan solo en 2017, aproximadamente 36,000 millennials estadounidenses fallecieron por esa situación, siendo la sobredosis de drogas la causa más común de muerte.
Detrás de ello se esconde que los adultos jóvenes están más inclinados a participar en conductas de riesgo. Aunque también existen otros factores estructurales, como los problemas financieros, las deudas por los préstamos estudiantiles, la atención médica, el cuidado de los niños y un costoso mercado inmobiliario.
El agotamiento
Pero también es un problema el agotamiento, que se ha incrementado a un ritmo alarmante en los últimos años, como lo advirtió Business Insider hace unos meses. No en vano la Organización Mundial de la Salud clasificó recientemente al agotamiento como un síndrome, legitimando médicamente la afección por primera vez.
En nuestros días, el aumento de las cargas de trabajo, las largas horas en el puesto laboral, la falta de personal y la limitación en los recursos han hecho que los millennials se califiquen a sí mismos como la “generación de agotamiento”.
El 86% de los encuestados en el estudio inicial de Mind Share Partners, SAP y Qualtrics estuvo de acuerdo en que las empresas deberían apoyar como se debe la salud mental de sus trabajadores.
“La salud mental se está convirtiendo en la próxima frontera de diversidad e inclusión, y los empleados quieren que sus empresas la aborden”, escribieron los autores.