La maldición del aguacate

Michoacán es el primer productor del mundo de esta fruta, cuyo 'boom' comercial le ha traído también violencia, deforestación y precariedad laboral

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La culpa fue de la loca. Subiendo por el cerro se ven casitas blancas estilo Bauhaus y bodegas de empresas con nombres en inglés. Más arriba, ya todo es verde pálido, un manto de árboles que terminan en una pequeña flor amarillenta de cinco hojas. Los agricultores mexicanos la llaman la loca porque es impredecible, aparece fuera de tiempo: en verano, en invierno, cuando le da la gana.

Flores locas todo el año significa también aguacates todo el año, un ritmo imbatible que convierte a estos árboles en los frutales más productivos del planeta. Por altura, clima y terreno, Michoacán es el paraíso del aguacate. “Aquí nacen solos. Pero en los últimos años se ha plantado mucho y nos ha cambiado la vida a todos”, dice desde la loma del cerro verde de Uruapan, José Luis Mata, un productor que hace ya un par de décadas que se pasó del pepino y el melón al aguacate.