Protestas, saqueos, violencia y toque de queda… La Colombia de Iván Duque se asoma al abismo del descontento social que ha estallado en Latinoamérica. Tras el éxito del paro nacional del jueves, la actualidad del viernes estuvo marcada por los robos y el vandalismo, sobre todo en barrios del sur de la capital, Bogotá. Duque decidió aplicar la mano dura:
“Hace unos minutos, como comandante supremo de las fuerzas militares y de policía, y en coordinación con el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, se ha decretado el toque de queda para las localidades de Kennedy, Ciudad Bolívar y Bosa a partir de las ocho de la noche. Y para toda la capital a partir de las nueve de la noche“.
Horas antes, las fuerzas del orden dispersaron con gases lacrimógenos una cacerolada contra el Gobierno que se estaba desarrollando en la céntrica Plaza de Bolívar.
Al caer la noche, tres policías perdieron la vida y siete resultaron heridos en unatentado con explosivos en una comisaría de Santander de Quilichao, en suroeste del país.