La conciencia humana, en tanto el producto más complejo de la actividad nerviosa del organismo, no se encontraría en nuestro cerebro, sino más bien en el campo electromagnético de este órgano, sugiere un estudio publicado el pasado septiembre en la revista Neuroscience of Consciousness.
Según los investigadores, dirigidos por el profesor Johnjoe McFadden, la conciencia consiste en la energía electromagnética que surge como resultado de las señales eléctricas que comparten las neuronas.
Esta energía, que puede ser detectada mediante electroencefalograma y magnetoencefalografía, podría ser el verdadero núcleo de la conciencia, donde se ubican nuestros pensamientos y procesos mentales.
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En su hipótesis, descrita como la teoría del campo de información electromagnética consciente (cemi), McFadden propone que la conciencia es información causalmente activa, físicamente integrada y codificada en el campo electromagnético de nuestro cerebro.
A diferencia del procesamiento neuronal y computacional, que sucede principalmente en el tiempo, la teoría cemi sugiere que la conciencia se encuentra arraigada en una estructura íntegramente física, mensurable y susceptible a modificaciones artificiales y pruebas experimentales.
Así, este paradigma plantea un dualismo científico basado en una distinción entre materia y energía, más que entre materia y espíritu.