La masificación turística se está convirtiendo en los últimos años en uno de los principales problemas de las ciudades europeas más atractivas. Administraciones locales de varias de esas urbes, como Barcelona o Venecia, buscan fórmulas para reducir la llegada de turistas. Amsterdam, utilizando uno de sus atractivos más famosos, parece haber encontrado una fórmula.
El Ayuntamiento de la ciudad holandesa, que recibe 15,4 turistas por habitante al año, encargó un informe cuyas conclusiones se podrían resumir alegando que si los extranjeros supieran que no iban a poder comprar cannabis con la facilidad con que lo hacen hoy día se reduciría hasta un tercio su número.
Cree la alcaldesa Femke Halsema, antigua jefa de los ecologistas holandeses, que el Barrio Rojo y los Coffee Shops atraen a un tipo de turista que la ciudad no quiere. Son visitantes jóvenes, ruidosos, poco conscientes de no ir ensuciando, tendentes a excederse en el consumo de alcohol y cannabis y que gastan poco en la ciudad. Un tipo de turista que ha ido creciendo porque la ciudad se ha ido convirtiendo en los últimos años en una de las grandes mecas europeas para las despedidas de soltero/a.
Halsema cree que Amsterdam tiene un problema (recibe demasiados turistas) y que tiene un arma para acabar con él (el cannabis). La alcaldesa sabe tras el informe de una consultora que al menos un tercio de los 17 millones de turistas que llegaron el año pasado no lo hicieron para admirar sus canales y las pinturas de Van Gogh sino para comprar y fumar cannabis legalmente y a buen precio.
Amsterdam es famosa por sus canales y sus museos, pero millones de turistas llegan porque pueden fumar marihuana legalmente.
Halsema sabe que muchos de sus conciudadanos están cansándose de ese tipo de turista y coincide en que los quiere lejos de las bellezas de la ciudad, por eso la Alcaldía está retirando la cartelería indicativa del centro de la ciudad que señala las direcciones de los sitios más visitados. Y plantea ya tomar medidas más drásticas.
La ciudad busca fórmulas legales para prohibir la venta de cannabis a los no residentes y para cerrar una parte de los establecimientos que venden la droga. Porque el informe asegura que un 34% de los visitantes del Barrio Rojo se pensaría dos veces su viaje a Amsterdam si no pudiera comprar cannabis. Y que un 11% no volvería a pisar la ciudad. Música celestial para el Ayuntamiento.
Desde abril próximo, se prohibirán las visitas de extranjeros en grupo al Barrio Rojo de Amsterdam, para que la prostitución deje de ser una atracción turística.
La alcaldesa también quiere acabar con la contradicción de que la venta de cannabis sea prácticamente libre en su ciudad mientras la producción de la droga es ilegal tanto en Amsterdam como en el resto del país. Esto hace que los propietarios de los Coffee Shops tengan que hacer negocios con traficantes porque no hay forma legal de comprar la droga que van a vender legalmente. A más turismo, más demanda de cannabis y más relación entre los Coffee Shops y los traficantes.
Halsema impondrá más restricciones para intentar sacar de la ciudad a los turistas indeseados. Desde el próximo 1 de abril se prohibirán las visitas turísticas en grupo al Barrio Rojo y todos los demás tours turísticos en el centro de la ciudad requerirían un permiso. Esos grupos no podrán superar las 15 personas y tampoco estarán autorizados a parar en lugares con aglomeraciones ni en los puentes sobre los canales o tiendas y restaurantes. Las visitas de grupos de turistas al Barrio Rojo, cree el Ayuntamiento, faltan el respeto a las prostitutas al convertirlas en atracción turística.
Bruselas, especial