Un taller de fotografía cambió casi todo para Nelson Morales.
Había trabajado desde 2012 en un proyecto sobre los muxes, personas en México que nacieron de sexo masculino, pero que adoptan normas y costumbres asociadas con lo femenino (a veces son consideradas como un tercer género).
La comunidad muxe está concentrada principalmente en el istmo de Tehuantepec, al sur del país, y esta ha resultado atractiva para artistas y periodistas extranjeros. “Muchos artistas vienen a Juchitán”, dijo Morales. “Pero siempre hacen los mismos reportajes, con el mismo punto de vista desde el exterior”. A pesar de que Morales nació en la región de Tehuantepec, admite que sus primeras fotografías se parecían mucho a las de todos los demás: bonitas pero sin chiste.
Sin embargo, en 2015 tomó el taller con Antoine d’Agata, un fotógrafo de la cooperativa internacional Magnum, que lo impulsó a adentrarse en sí mismo y en su oficio.
“No tenía ninguna modelo, así que tuve que hacer autorretratos”, recordó. “Entonces, al día siguiente, salí con algunos muxes y en ese momento pasó algo, porque me volví parte de la escena”. A pesar de que históricamente los muxes son valorados en algunas partes de la cultura zapoteca, Morales contó que él había crecido con rechazo hacia la comunidad y a cualquier posibilidad de ser parte de ella.
Aun así, se sintió atraído a retratarla. En 2010, le pidieron fotografiar un concurso de belleza muxe, y después continuó fotografiando a la comunidad movido por su curiosidad. “Quería saber más de ellos”, dijo.
Quizá fueron los autorretratos, pero hubo un giro el día que, después del taller, salió con los muxes. “Entré con la cámara y ahí algo cambió”, dijo. “Algo explotó, algo pasó y, desde ese momento, no he parado de crear autorretratos ni de ser parte de la escena”.
En ese momento, Morales descubrió su propia identidad como muxe y su voz como fotógrafo.
A pesar de que las fotografías no pretenden ser un registro documental, parecieran reflejar una verdad que va más allá de simplemente mostrar un hecho, tal como la poesía puede enseñarnos algo que las noticias no. En su trabajo captura el surrealismo, la gracia, el erotismo y el misterio que han definido su experiencia de vida como muxe y la de todos aquellos a quienes conoce, pero que no está presente en muchas de las fotografías que han tomado artistas externos a la comunidad.
“Ya sabes, la realidad de la vida es subjetiva”, dijo. “Algunas veces esos niveles de realidad pueden aumentarse un poco en este mundo de fantasía. He vivido en la cultura muxe, en esas noches de fiesta y de salir a divertirme, de fantasía, de sexo, de libertad de los muxes, he sido parte de eso. Y por eso puedo interpretarlo de esta manera”.
Sus modelos son sus amigos, gente que conoce en las fiestas o algunas otras que se enteran del proyecto y le piden participar. Calcula que él aparece en aproximadamente un tercio de las fotografías de la serie y dice que se ha vuelto un proceso colaborativo.
En una foto de ese estilo, dos cuerpos, ambos anónimos, parecieran fundirse entre campos de azul y rojo. Morales dirigió la toma y se colocó en ella. “En ese momento, dije: ‘Bueno, vamos a hacer dos cosas que no son comunes: vamos a mezclar nuestros cuerpos, haremos cosas extrañas, como si nuestros cuerpos fueran uno solo’”, señaló. Después su novio fue quien presionó el obturador.
“Encontré un lugar especial en ese espacio muxe, en ese mundo de absoluta fantasía, erotismo, contradicciones; de tantas cosas que yo no conocía y que he descubierto y sigo descubriendo y buscando”, dijo.
Por esta razón, es importante para Morales que las fotografías tengan algo de misterio y sean ensalzadas con toques de colores vibrantes, pero permanezcan algo opacas para el espectador, al menos al principio. Quiere que su público haga un pequeño esfuerzo, que las imágenes los incomoden un poco, además de eliminar preconceptos directos.
“Me gusta que el espectador reflexione o quizá se sienta un poco incómodo”, dijo. Sabe que quizá no es para todos, aunque eso también está bien. “Tengo que defender esa idea, mostrarlo así. Tengo que confiar en lo que creo”.