Laura Amelia Guzmán cuenta que ella había conocido a Jorge, tío suyo, como “el don Jean”, la persona detrás de los espectáculos y la televisión, pero no como cineasta.
Recuerda que cuando se decidió a estudiar cine y comenzó a ir a festivales, conoció a Luis Ospina, que también sale en la película, quien al enterarse de que era dominicana, le preguntó si quizás había conocido a Jean-Louis Jorge (1947-2000).
Ella le reveló su parentesco y él le empezó a hablar de la importancia que tuvo Jean-Louis no sólo para él y para una generación de gente del cine latinoamericano, sino también de su gran influencia, cuando se fue a París, en el grupo internacional que había allí en ese momento.
Guzmán, que hasta entones sólo había sido consciente de la importancia de su tío dentro de la isla, tuvo muchas ganas entonces de descubrir las películas de Jean-Louis Jorge, y con Ospina de “cómplice” empezó una “investigación exhaustiva por diferentes latitudes”.
En República Dominicana no encontró copias de los filmes de Jean-Louis Jorge, ya sea por “la humedad, el olvido”, o también porque “hubo mucha confusión alrededor de su muerte por su homosexualidad y la familia querer esconderlo”, por lo que, según Guzmán, la de su tío fue también “una muerte moral”.
En esta investigación, agrega la realizadora, se dio cuenta de que no estaba sólo Jean-Louis, sino también toda una generación de gente del cine en República Dominicana a la que él inspiró a su regreso al país en 1982.
Tenían mucha ilusión de hacer cine, dice, pero hace cuarenta años en esas latitudes parece que eso era algo aún muy difícil.
“Ahora que tenemos las bondades de una industria creciente, de una ley de cine, se nos hacía importante mirar hacia atrás y decir que si todo esto está sucediendo es porque hubo un grupo que empezó hace muchos años y al que había que hacerle un homenaje”, subraya.
Este homenaje se traduce en esa película, “La fiera y la fiesta”, en la que Vera, una envejecida diva punk, interpretada por Geraldine Chaplin, llega a República Dominicana para asumir la dirección de un proyecto inacabado de su amado amigo Jean-Louis Jorge, un rodaje que no estará exento de conflictos y en el que la muerte hace acto de presencia.
Vera “es la sobreviviente de un grupo que también ha ido falleciendo”, del que quedan pocos, y en este contexto ella se encuentra el guión inacabado que quiere terminar y el rodaje se vuelve una reunión de viejos amigos que recuerdan y rinden tributo a su amado compañero”.
Según el mexicano Cárdenas, ambos directores tenían claro desde un principio que no querían hacer, aún con toda la información que había conseguido Guzmán, ni un documental ni un biopic.
“Entonces nos dimos a la tarea de construir un guión pensando en la lógica de las películas que Jean-Louis había hecho y de los guiones que él había dejado”, explica.
El personaje de Vera, señala Guzmán, lo fue construyendo conjuntamente con Geraldine Chaplin mientras escribía el guion.
En la mima línea del guion, con la lógica de Jean-Louis siempre en mente, se llevó a cabo el cásting y el rodaje.
En este sentido, también los actores escogidos “tiene algo que hace sentido dentro del mundo, la obra y la vida de Jean-Louis”, señala Cárdenas.
Así, la cuestión de “qué es real y qué es ficción, qué es documental” pasó a un segundo plano, porque de lo que se trataba era de “jugar con estos elementos y que hicieran sentido en ese mundo”, precisa.
“Es importante que la película se vea, porque es importante que la gente se dé cuenta de que si estamos haciendo cine, si tenemos la fortuna de estar haciendo las historias que queremos hacer y contar, es gracias a una generación que quizás no tuvo la fortuna de hacerlo, pero lo peleó”, reitera.
Explica Guzmán que a ella le adjudican el honor de ser la primera dominicana que fue a festivales.
Pero no, recuerda, “Jean-Louis Jorge fue a Cannes en el ‘76”, pero no con una película dominicana, sino con una cinta filmada en Francia