Es el adiós más doloroso que se pueda imaginar: quemar la propia casa antes de abandonarla, quien sabe si para siempre. Familias armenias residentes en los territorios que Azerbaiyán recuperará en breve, según los términos del acuerdo de paz negociado por Rusia que puso fin a 45 días de combates en Nagorno Karabaj que dejaron más de 5.000 muertos. Temen por sus vidas si se quedan. La zona, fronteriza entre Armenia y Nagorno Karajba, será entregada a Azerbaiyán el próximo domingo:
“No quiero dejar este lugar. No he dormido en toda la noche. Me sentaba, salía a caminar… “, se lamenta Alvard Avetyan, una vecina de Karvachar.
“Lloré toda la noche. Estoy muy disgustada por tener que irme. No sé a dónde ir ni cuál será mi situación. Somos una pareja de ancianos. No sé cómo viviremos… Estamos acostumbrados a estar aquí”, añade Hayastan Eghiazaryan, una anciana residente en Nor Getashen.
Pero antes de ellos fueron otros quienes vivieron una tragedia similar. En las redes se ha hecho viral el vídeo de una mujer azerí residente en Holanda que rompe a llorar cuando vuelve a ver su hogar en Shushá, que abandonó cuando tenía 12 años tras la guerra entre Armenia y Azerbaiyán.
El plan de paz reduce a su mínima expresión la autoproclamada República de Artsaj. Dos mil soldados rusos velarán por el respeto del alto el fuego en una región en la que armenios y azeríes, cristianos y musulmanes, han mantenido una difícil convivencia durante siglos.