Las diferencias entre Danilo Medina y Leonel Fernández se han acentuado y la lucha por el poder no se detiene entre ambas tendencias peledeístas
El estribillo del conocido merengue ha sido extrapolado a diversos escenarios en los que existe una rivalidad prácticamente insalvable. Se ha escuchado entre liceístas y aguiluchos, seguidores del Barcelona y del Real Madrid y así por el estilo entre parcelas decididas a ser líneas paralelas que por más que quieran no podrán coincidir.
¿Serán el danilismo y el leonelismo la próxima versión del famoso “ni tu ni yo”? Nunca como ahora se habían expuesto las diferencias entre ambos bandos, comandados por el actual mandatario de la República Dominicana, Danilo Medina Sánchez, y el presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ex Jefe de Estado, Leonel Antonio Fernández Reyna.
Se comentaba sobre el distanciamiento de dos de las más importantes columnas sobre las que el PLD se erigió para llegar al poder en 1996, cuando ambos formaban un dúo que pujaba en una misma dirección, aunque con el tiempo las agendas individuales señalaron diferentes caminos, pero los niveles detectados recientemente dibujan un panorama de total alejamiento entre quienes han dirigido los destinos de la nación en los últimos 14 años.
Medina Sánchez se encuentra en su segundo mandato constitucional, el mismo marco legal que, hasta la fecha, le impide presentarse como candidato a las elecciones del año 2020 debido a un artículo transitorio que claramente lo envía a despedirse sin regreso de las intersecciones de mando del Palacio Nacional.
Fernández, tres veces inquilino del complejo que alberga a quien ostenta la llamada “ñoña”, ha enviado señales claras de que desea un retorno para ocupar el primer asiento del país ahora que Medina cuenta con la restricción de la Carta Magna, a menos que se modifique nueva vez, algo a lo que se opuso vehementemente en 2015.
Danilo, de esos que batean alto promedio en la política, terreno que maneja como pocos, tiene el poder y sabe usarlo. Cuenta con la mayoría en el decisivo Comité Político y tiene una racha larga de triunfos con sus posiciones en relación a las de Fernández, quien conoce muy bien cómo oscilan los puntos de vista en países como el nuestro, lo que deja entrever en sus diferentes artículos o ensayos de coyuntura.
La última victoria del presidente Medina fue con la recién aprobada Ley de Partidos, donde no se estableció de entrada el sistema de primarias abiertas y simultáneas que enarbolaba, pero que se dejó en manos de las respectivas cúpulas partidistas el método a implementar.
En el caso del PLD recae en el Comité Político, donde Medina Sánchez, hasta el momento, es el que canta “bolas y strikes”.
Posición de poder
En una entrevista el pasado domingo con la comunicadora Jatnna Tavárez, la única que ha concedido de esta especie en sus seis años como presidente, Danilo Medina tuvo palabras que ofrecen muchas lecturas.
Una de ellas, al menos desde este litoral, es la de enviar el mensaje de que tendrá incidencia en la escogencia del próximo candidato presidencial del colectivo morado para 2020. Postergar para marzo su posición sobre un nuevo intento de reelección tuvo efecto inmediato en la duela electoral local, un suspenso que genera muchas conjeturas y que, mientras llega otro de los famosos plazos que se cumplen con el paso inexorable del tiempo, le mantiene como un activo y no como una figura preparada para desaparecer mucho antes de que concluya su actual égida sobre los destinos de la nación, tal y como ha sucedido con muchas figuras que al dejar saber que no volverán, sienten la lejanía de quienes sin que terminen ya les ven como expresidentes.
Medina Sánchez fue noticia más de lo usual al inicio de esta semana con una visita sorpresa que concedió en el Salón de Embajadores del Palacio Nacional. Esto viene poco después de promulgar la Ley de Partidos, de contar con dos presidentes de ambas cámaras legislativas que responden a su tendencia y, no menos importante, días antes de un acto en el que Fernández Reyna pretende dar una gran demostración de músculos que sostendrían una eventual candidatura suya.
Este domingo, en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto del Centro Olímpico de la capital, Fernández Reyna, conocedor del béisbol, no va con intenciones de tocar. Irá tras un “swing” largo. Leonel, amante del baloncesto, buscará un donqueo y varios canastos de tres.
Tarde o temprano, ambos líderes tendrán que verse de frente. Ese es otro de esos plazos que hará acto de presencia para ser cumplido.
Puede que mantengan sus posiciones y en la lucha por el poder que ya Medina dijo sin tapujos que existe, uno decida ser una fuerza imparable y el otro un objeto inamovible. Es probable que se entiendan por la unidad del partido, porque si en algo el PLD ha estado claro es en mantener el poder, el gran fin de toda maquinaria política, y uno decida apoyar al otro.
Por igual, se habla de que es posible que llegue el “ni tú ni yo” y se abra paso a una “nueva figura”, seleccionada bajo el criterio que entiendan, una situación que evitaría nuevos períodos presidenciales para ambos y calmaría muchos frentes cuyos nervios estarán de punta hasta el tercer mes de 2019, el año previo a la próxima batalla por la conocida y apetecida “silla de alfileres”.
¿Será el “ni tú ni yo” la fórmula ideal? Como se ha escuchado en innúmeras ocasiones.
¡Atentos, que ahora es que esto se pone bueno!