EL ORIENTAL, HAITÍ.- Encerrado en la embajada, con una custodia mínima de Gendarmería, muy poco aprovisionamiento para vivir y un presupuesto limitado. En estas condiciones de alto riesgo humanitario se encuentra en estas horas el embajador argentino en Haití, Pedro von Eyken, quien decidió cerrar la sede diplomática y vive aterrado ante la nueva ola de violencia, bloqueos en las calles, corridas y mucho terror que transcurre en Puerto Príncipe a raíz de la debacle política en que se encuentra sumergido el gobierno del presidente Jovenel Moise.
“Acepté la embajada, entusiasmado por los desafíos que presentaba en medio de las graves vulnerabilidades estructurales que se conocen y las posibilidades de cooperación. Pero la situación está desbordada y fuera de control”, expresó a Infobae el embajador Von Eyken, quien en las últimas horas envió a Buenos Aires varios cables reservados a la Cancillería en Buenos Aires alertando sobre la gravedad de su situación. Afuera de su búnker se escuchan tiros, corridas y la violencia de un Haití fuera de control. No hay bancos ni supermercados, y en la habitación de reserva de la casa de Von Eyken hay aún un mínimo aprovisionamiento de agua potable y comida.
“Salir a la calle siendo blanco hoy sería altamente riesgoso, porque la gente que se manifiesta apunta y dispara contra cualquiera que sea de piel blanca. Hoy es mejor no salir”, agregó el embajador argentino, que se encuentra recluido con su esposa.
Además, Von Eyken canceló todo tipo de actividades y su rol se limitó en las últimas horas a quedarse inmóvil en su residencia por temor a ser atacado en las calles por la ola de los manifestantes opositores al gobierno de Moise. Hay una red de argentinos que se comunican por aplicaciones de mensajes de texto con el embajador para seguir de cerca lo que va ocurriendo en las calles para alertar sobre cualquier problema que surja a la Cancillería.
Si bien el embajador argentino en Haití estuvo recorriendo hasta hace poco buena parte de ese país con trabajos de cooperación en el área social y agrícola e incluso profundizó el fuerte apoyo de la Argentina a las fuerzas de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), el poder de acción de Von Eyken se redujo drásticamente en estas horas porque se puso en peligro su vida.
Argentina poseía hasta 2017 el segundo contingente militar de apoyo a las fuerzas de paz y hasta se forzó una buena cooperación técnica bilateral ininterrumpida que venía prestando la Argentina desde 2005 con el proyecto Pro Huerta, que dejó una huella muy positiva en Haití, con cientos de miles de familias beneficiadas. El proyecto era conjunto, de agrónomos del INTA y apoyo del Ministerio de Desarrollo Social.
A su vez, hubo un trabajo del embajador argentino para una cooperación triangular, con países como España y agencias de la ONU. Pero esto se fue discontinuado en 2016 y se analiza su relanzamiento, más acotado al lado social, de apoyo a la seguridad alimentaria y contención de la primera infancia de Haití. Son programas de especial interés de la Primera Dama de Haití, Martine Moïse, que tiene muchas ganas de ir a Buenos Aires en marzo, acompañando a la ministra de Acción Social de Haití que ya fue invitada por Carolina Stanley.
Pero todos estos proyectos hoy están truncados por la ola de violencia que se vive en las calles de Puerto Príncipe y en el resto de Haití. Von Eyken, que lleva 35 años de carrera diplomática, nunca vivió una situación similar de riesgo, asegura.
En julio del año pasado, a raíz de un fuerte aumento de los combustibles que no se ajustaban hacía siete años, hubo manifestaciones violentas, bloqueos de rutas, con bancos y comercios cerrados, varios muertos. En ese entonces el embajador argentino y su esposa, que lo acompaña permanentemente, debieron encerrarse tres días en su residencia, sin salir. Llegó a evaluarse una evacuación de los funcionarios y sus familias, en helicóptero, con el director nacional de Gendarmería y la ministra de Seguridad. Finalmente, no se llegó a evacuar.