El productor Harvey Weinstein, declarado culpable de violación y delito sexual

El jurado evita la condena a cadena perpetua para el todopoderoso magnate de Hollywood. Se enfrenta a una pena de hasta 29 años de cárcel

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Harvey Weinstein ha sido hallado culpable este lunes de dos de los cargos de los que se le acusaba: delito sexual en primer grado (sexo oral forzado) a la ayudante de producción Mimi Haleyi y violación en tercer grado (sin consentimiento expreso, según la ley de Nueva York) a la actriz Jessica Mann. La decisión del jurado del primer y único proceso penal desde el origen del movimiento Me Too exculpa al productor de cine de los cargos de agresión sexual “depredadora”, un término legal que se utiliza para explicar que el crimen forma parte de la conducta natural del acusado. Estos últimos eran los más graves y por los que arriesgaba cadena perpetua. El juez James Burke ordenó que el excapataz de Hollywood fuera trasladado inmediatamente a la cárcel de Rikers Island. Puede pasar hasta 29 años tras las rejas y tiene pendiente un próximo juicio en Los Ángeles por dos presuntas agresiones sexuales cometidas en febrero de 2013.

Weinstein salió del tribunal en ambulancia, y cuando iba de camino al centro penitenciario de Rikers Island, fue redirigio al Hospital Bellevue de Nueva York, según informó esta noche su portavoz Juda Engelmayer. El motivo habría sido que el criminal sexual se quejó de dolor en el pecho y aparentemente tenía palpitaciones cardíacas y presión alta. Su abogada Donna Rotunno dijo a CNN que “se encuentra bien”.

El productor de películas como Pulp FictionShakespeare in love o el Paciente inglés siempre ha defendido su inocencia. En este juicio, en el que no testificó, se declaró no culpable de los cinco cargos en su contra, alegando que las relaciones sexuales fueron consentidas. Estaba acusado de violar a Mann en 2014 y de practicarle sexo oral a la fuerza a Haleyi en 2006. Por ello se enfrentaba a un delito sexual en primer grado; dos de violación, en primer (con arma o violencia extrema) y tercer grado (sin consentimiento explícito); y dos de agresión sexual “depredadora”. La sentencia está prevista para el 11 de marzo y su equipo legal ya ha dicho que va a apelar. “Harvey es increíblemente fuerte. Tomó [el veredicto] como un hombre”, dijo Rotunno. “Él sabe que continuaremos luchando por él, y sabemos que esto no ha terminado”.

Durante los casi dos meses que duró el juicio, se ha visto a Weinstein, de 67 años, llegar a la Corte penal del Estado de Nueva York encorvado, apoyado de un andador por un accidente de coche que sufrió en agosto del año pasado. Sus críticos le acusaban de querer dar lástima. “A pesar de lo que sus ojos están mirando, no es un anciano inofensivo”, le advirtió al jurado en una sesión la fiscal asistente Meghan Hast. “Es un depredador y violador sexual”, agregó. Después de que los abogados de Weinstein reclamaran atención médica para su cliente por la cirguía de espalda a la que se sometió recienemente, el juez Burke dijo que solicitará que Weinstein sea retenido en la enfermería del complejo penitenciario. Sin embargo, no alcanzó a ingresar en prisión y lo llevaron al hospital.

La defensa intentó por todos los medios desmontar las acusaciones apelando a la relación amistosa que Weinstein mantuvo con las víctimas después de los hechos denunciados. Rotunno, reputada especialista en representar a hombres acusados de abuso sexual, fue la encargada de defender que si su cliente hubiese sido culpable, las agredidas no habrían seguido en contacto. “La ironía de este juicio es que las actrices han escrito un guion. En su universo paralelo, las mujeres no son responsables de las fiestas a las que asisten, de los hombres con que coquetean, ni de las habitaciones de hoteles a las que entran”, argumentó.

Además de las dos víctimas que llevaron sus casos a juicio, cuatro otras mujeres declararon haber sufrido abusos de Weinstein y una veintena de testigos las respaldaron. Las que se subieron al estrado narraron la estrategia del otrora dueño de la ciudad de las estrellas para conseguir tener sexo con ellas. El patrón de conducta era fijar una reunión en su hotel con la excusa de estar considerándolas para un posible trabajo. Para ellas, era el hombre de los mil Oscar. Una vez que estaban a puerta cerrada, por la fuerza, las violaba, manoseaba o les practicaba sexo oral. “Así es como funciona la industria”, le dijo a una de ellas.