Sin embargo, puede que condenar al oro negro a una muerte prematura sea un poco apresurado. Porque, como motor del sistema energético global, este combustible todavía tiene cuerda para rato. Un par de décadas como mínimo.
Así lo asegura la OPEP, el cártel de los países exportadores de petróleo, que publicó la pasada semana su informe de previsiones de aquí al 2040. Los analistas lanzan algunos mensajes unívocos: el uso de combustibles fósiles declinará para esa fecha sí, pero representará todavía el 74% de toda la energía consumida pese al esfuerzo por mitigar las emisiones responsables del calentamiento del planeta. En concreto, el petróleo seguirá siendo la fuente de energía más usada del mundo, con 27% del total.
“Hay demasiado entusiasmo con el coche eléctrico. El petróleo no está en declive”, señaló este año Faith Birol, director de la Agencia Internacional de la Energía
El informe también minimiza el impacto que tendrán en el futuro las fuentes renovables de energía. Pese al crecimiento acelerado (un 6,8% de media, la tasa más alta de todas), su porción en el suministro total seguirá siendo, para esa fecha, menos del 5,5%. El petróleo mantendrá su popularidad en el futuro. Esto se explica porque el consumo de esta fuente energética continuará aumentando en los próximos años.
En concreto alcanzará para el 2040 los 111 millones de barriles diarios, un 16% más que en el 2016, especialmente gracias a la demanda de los países en vías de desarrollo. “Hay demasiado entusiasmo con el coche eléctrico. El petróleo no está en declive”, señaló este año Faith Birol, director de la Agencia Internacional de la Energía.
petroleo mundial anual (Raúl Camañas)
“Estas previsiones no me sorprenden porque están en la estela de las anteriores”, comenta Jorge Morales, vicepresidente de la Fundación Renovables. “Sin embargo, cada año el cártel debe corregir los números porque siempre acostumbran a cometer el mismo error: subestiman el crecimiento que están teniendo las energías renovables”, advierte.
En efecto, al mirar las más de 300 páginas del informe, la OPEP sí que admite que se producirán algunas transformaciones de calado en el sector. “En pocos años los vehículos eléctricos pasarán de ser completamente inasequibles, impracticables y no especialmente bonitos a una opción válida para un determinado nicho de clientes”, reconoce el estudio, que recuerda, al mismo tiempo “las grandes inversiones en generación de energía e infraestructuras de carga que se requieren y que también limitan la cuota de mercado de los vehículos eléctricos”.
También, de forma más o menos implícita, el cártel se ve obligado a romper un tabú: admite que la demanda, en todo caso se estancará. La OPEP indica que a partir de la segunda parte de la década del 2030 se alcanzará no tanto un pico, pero sí una meseta. El incremento anual debería reducirse a 0,3 millones de barriles diarios en el periodo 2030-2040, es decir cuatro veces menos si se compara con la velocidad actual.
“No son previsiones, sino escenarios. Depende de lo que nos creamos. Si el acuerdo de París al final va a tener una incidencia y el coste de las renovables desciende mucho más rápido de lo que pensamos, entonces puede incluso que a partir del 2025 el mercado del petróleo registre un punto de inflexión”, sostiene Gonzalo Escribano, investigador del Real Instituto Elcano.
En la bola de cristal, un dato llama la atención: en las economías más avanzadas el consumo de crudo para el transporte de carretera habrá caído un 30% en el 2040. Menos coches, más eficientes y más eléctricos. E incluso menos desplazamientos.