Todo lo que rodea a Corea del Norte está envuelto en un halo misterioso, así que no podía ser de otra manera que se desarrollase el primer viaje al extranjero de su líder, Kim Jong Un. Nadie lo vio y ni Pekín ni Pyongyang confirmaron oficialmente su visita relámpago a la capital china hasta que finalizó.
Fue entonces cuando la agencia oficial de noticias china Xinhua y el Gobierno norcoreano verificaron la realización del viaje “no oficial” del más joven de los Kim. Hasta entonces sólo el diario South China Morning Post de Hong Kong y Bloomberg habían dado noticia de ello.
El secretismo del viaje de los líderes norcoreanos a Pekín no es sin embargo un asunto nuevo. China y Corea del Norte comunicaban las visitas a Pekín de Kim Il Sung, el abuelo de Kim Jong Un, así como de los de su padre, Kim Jong Il, cuando ya habían regresado a Pyongyang. Pero la visita del joven líder norcoreano ahora ha sorprendido por inesperada.
La agenda de este viaje de Kim se desconoce, pero es un secreto a voces que tiene que ver con las dos cumbres que tiene previsto celebrar con el presidente surcoreano, Mun Jae In, y con el de Estados Unidos, Donald Trump. Una citas a las que es lógico que acuda tras haberse reunido con su aliado chino.
La visita devuelve a China el protagonismo en la desnuclearización de la península coreana
En esta visita de cuatro días a Pekín, Kim comió con el presidente chino, Xi Jinping, y mantuvieron conversaciones sobre la desnuclearización de Corea del Norte, la colaboración entre los dos países, la cumbre en abril entre los máximos dirigentes de las dos Coreas y el deseo de Kim de reunirse con Donald Trump. Se trata de la primera ocasión en que el líder norcoreano se reúne con las autoridades chinas desde que asumió el poder a finales del 2011 y porque supone un punto de inflexión en las tibias relaciones que han mantenido los dos países en los últimos años, debido al programa nuclear norcoreano.
Además, la reunión entre Xi y Kim sitúa de nuevo a China en el centro del tablero del diálogo sobre la desnuclearización de la península coreana, tras las iniciativas de Pyongyang de hablar directamente con Seúl y Washington. Un gesto que los expertos en asuntos norcoreanos consideran imprescindible. “Kim Jong Un no es nadie sin China”, dice el politólogo chino Hua Po. “Sabe que no puede salir adelante sin China y que no puede confiar en los estadounidenses”, añade.
Pyongyang y Pekín llevaron con total discreción el viaje de Kim a China, pero el enorme despliegue de seguridad preparado en la ciudad fronteriza china de Dandong levantó las suspicacias de que algo importante se preparaba. Su estación de tren amaneció bloqueada el domingo y con un fuerte dispositivo de seguridad a partir de última hora de la tarde. Y a ello se sumó que los trenes circularan con retraso el lunes, según la prensa surcoreana.
Las sospechas de que una delegación norcoreana se desplazaba por tren a Pekín se confirmaron a última hora del lunes, cuando la televisión japonesa NNN difundió las imágenes del tren blindado que en su día utilizó Kim Jong Il entrando en la estación del nordeste de Pekín. Para entonces, el centro de la ciudad ya contaba con un gran despliegue de seguridad, según testigos presenciales. Una seguridad draconiana que se prolongó hasta el martes por la tarde en la zona de Diaoyutai, donde se hospedan los líderes extranjeros que visitan Pekín y de donde en esta ocasión entraron y salieron varias veces una larga caravana de coches oficiales.
Nadie había visto aún a Kim pero era evidente que una delegación norcoreana de muy alto nivel estaba en la ciudad, ya que una guardia de honor les esperaba en la plaza de Tiananmen, donde se halla el Gran Palacio del Pueblo y Xi recibe a los líderes extranjeros.
La primera confirmación de que se trataba de Kim Jong Un la lanzó la agencia Bloomberg, que citando tres fuentes no identificadas, informó el lunes por la noche que el líder norcoreano estaba en Pekín. “Era él”, confirmaron ayer dos fuentes a los periodistas del South China Morning Post, según revela el rotativo de Hong Kong.
Pero de la misma forma misteriosa que llegó, se fue. A partir de las tres de la tarde las medidas de seguridad desaparecieron y el tren blindado de Kim partió de la estación de Pekín “hacia un tercer lugar” desconocido, según el diario surcoreano Hankyoreh.