EL INGENIERO DE LOS REFUGIADOS El triunfo del ‘loco del desierto’
Botellas y más botellas, miles de botellas de plástico se consumen a diario en el desierto del Sáhara y nadie sabe qué hacer con ellas. Lo más habitual es tirarlas al suelo y, con suerte, acaban en los vertederos. Otros las aprovechan para guardar leche o gasolina. Tateh Lehbib, un refugiado de 29 años, en cambio, tuvo la idea de convertirlas en las paredes de unas casas capaces de aislar térmicamente mucho que las jaimas tradicionales o las de adobe. Cuando recolectaba los envases plásticos desechados para su primera casa y decía para qué las quería, los comerciantes de Tinduf lo bautizaron como el ‘loco del desierto’. Ahora que ya hay 25 casas repartidas en cinco campamentos de refugiados levantadas con su técnica, saborea su pequeño triunfo.