La imagen de Augusto Pinochet y una frase suya adornan la etiqueta de un vino que levanta ampollas en Chile. La polémica bebida hace apología al exdictador que, hace 50 años, lideró el golpe militar en el país sudamericano.

¿Cómo se explica la iconización del exdictador? “No ha habido una ‘despinochetización’ en Chile”, sostiene Mauro Salazar, de la Universidad de la Frontera. Tras la pandemia de coronavirus y el estallido social, “surge la necesidad de un orden, de una restauración verticalista”, prosigue el investigador en sistema de medios.

Ante temas como el narcotráfico, la inseguridad, la xenofobia y la migración, se han reactivado el costumbrismo y la jerarquía, dice Salazar a DW, y agrega que no solo los partidos de derecha, sino también parte del electorado del centro “reclama un orden con pistola, restituyendo directa e indirectamente los modos pinochetistas de organizar la sociedad”.

Si bien, hoy día, también existe un segmento de la derecha que se ha desafiliado de los crímenes de Pinochet -como señala el académico Daniel Mansuy-, el entrevistado no duda que se vayan a repetir iniciativas como la del vino conmemorativo del golpe de Estado. 

Auge del culto a Pablo Escobar

Por su parte, en Colombia, el fenómeno de mercantilización del narco y su estética se ha incrementado en la última década gracias a la influencia global de industrias como el cine, la televisión e Internet, explica, Xavier Andrade, de la Universidad de Los Andes.

Actualmente, la demanda de productos con la imagen del excapo Pablo Escobar es incluso mayor que en los años de auge del Cártel de Medellín.

En entrevista con DW, el antropólogo explica que no hay leyes que prohíban la producción, circulación o el consumo de mercancías y souvenirs que aluden al narcotraficante Escobar y sus frases más célebres, como la de “Plata o Plomo”, que “simboliza su ideología y la violencia relacionada con las economías ilícitas como una forma de ascenso social”. 

Los Tigres del Norte

En México, los Tigres del Norte son los principales representantes del género musical de los narcocorridos, que nació en la década de los 70 del siglo XX. Las canciones que narran la vida de los grandes narcotraficantes se remontan a los movimientos revolucionarios, donde trovadores musicales hacían el relato y la crónica de las hazañas de algunos bandidos sociales, dice Hugo Sánchez, de la UNAM.Imagen: Cristopher Rogel Blanquet/Getty Images

Un concierto de la banda de música mexicana Los Tigres del Norte.

Narcocementerios

La influencia de la estética del narco también ha llegado a los cementerios. En panteones, como Jardines del Humaya, en la ciudad de Culiacán, descansan los restos mortales de grandes figuras de los cárteles de la droga. Impresionantes mausoleos glorifican a los capos, construyendo leyendas.Imagen: Pedro Parado/AFP/Getty Images

Cementerio Jardines del Humaya, en Sinaloa.

Jesús Malverde

El culto a Jesús Malverde, patrono de los narcotraficantes, se originó en el estado mexicano de Sinaloa, cuna del cártel del mismo nombre. Hoy día, la figura de Malverde es venerada por muchos mexicanos, en todo el país. Xavier Andrade, de la Universidad de los Andes, cuenta que incluso se encuentran estatuillas y estatuas de Malverde en tiendas de mercancías religiosas en Colombia.Imagen: Eduardo Verdugo/AP/picture alliance

Altar dedicado a Jesús Malverde

La Santa Muerte

La Santa Muerte es otra figura que surge del entorno del narcotráfico, donde la muerte está siempre presente. Juan Carlos Hayala, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, explica que los grupos criminales han incorporado prácticas de la santería, de origen caribeño, a sus rituales religiosos.Imagen: Pedro Parado/AFP/Getty Images

Altar dedicado a la Santa Muerte

Souvenirs de Pablo Escobar

En Colombia, es evidente la proliferación de mercancías que aluden a Pablo Escobar. También son muy populares los narcotours y otras formas de consumo en la ciudad de Medellín, como el culto al deporte de stunts en motocicletas, directamente derivados de la afición de Escobar por éstas, y, de su uso extendido en formas del sicariato, explica Xavier Andrade.Imagen: Joaquin Sarmiento/AFP/Getty Images

Souvenirs de Pablo Escobar

Ídolos del siglo XXI

Series como “Narcos”, “La Reina del Sur” o “El Señor de los Cielos” son productos de la narcocultura. En Colombia, amplios sectores de la población se sienten atraídos por “la ética hiper capitalista de lo narco y la capacidad de exceso consumista que promueve”, indica Andrade.Imagen: Agencia EFE/imago

Cartel publicitario de la serie "Narcos".

Un mueso dedicado a Pablo Escobar

En 2019, el alcalde de Medellín ordenó cerrar el museo dedicado a Escobar. Sin embargo, estas medidas no han podido frenar el turismo del narco. Paradójicamente, el Museo de la Policía de Bogotá, que intenta brindar una imagen exitosa de la lucha contra el narcotráfico, es visitado regularmente por turistas que quieren ver los objetos asociados a famosos capos, asegura el académico colombiano.Imagen: imagebroker/IMAGO

Museo de Pablo Escobar, en Colombia.

Hacienda Nápoles

En la entrada de la antigua hacienda Nápoles, dos turistas toman fotos de la avioneta con la que Escobar envió el primer cargamento de cocaína a Estados Unidos. La atracción hacia formas estéticas, visuales y materiales relacionadas con la imagen del capo, por ejemplo, es mucho más expandida ahora que en los años de auge del Cártel de Medellín, asegura Andrade.Imagen: Raul Arboleda/AFP/Getty Images

Dos personas toman fotos de un antiguo avión de Pablo Escobar.

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Intentos por prohibir los narcotours

Xavier Andrade cuenta que, hasta ahora, han fracasado todos los intentos por poner fin al culto a Pablo Escobar, por ejemplo, aboliendo lugares emblemáticos que se habían convertido en destinos de los narcotours.

En el marco del proyecto de investigación y creación “Narcolombia”, el académico colombiano estudió la implosión del edificio Mónaco, antigua residencia del exjefe del Cártel de Medellín.

En 2020, se construyó allí el Parque Inflexión, dedicado a la memoria de las víctimas del narcotráfico. No obstante, un mes después de su inauguración, el parque ya había sido reintegrado a los circuitos informales del turismo del narco. 

De los narcocorridos a los corridos tumbados

En los años 70 del siglo pasado, los narcocorridos, canciones sobre las vidas de los grandes narcotraficantes, fueron la primera expresión de la narcocultura en México, que se ha fortalecido en el siglo XXI con las redes sociales.

Hoy día, los capos son modelos a seguir. Sus historias de vida son historias de éxito: mujeres, poder, dinero, ostentación, droga, indica Hugo Sánchez, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Según el profesor del Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación, los “Chapitos”, hijos del excapo “El Chapo” Guzmán, “son admirados, amados y seguidos por millones de fans”.

Sánchez cuenta a DW que, hace unas semanas, se pusieron de moda los corridos tumbados o bélicos, que narran la vida y milagros de los jefes de los cárteles. El más famoso, el cantante Peso Pluma_(Doble P) y su conjunto musical Eslabón Armado, se encuentra en el hit parade musical de todas la plataformas en Estados Unidos y México.

Narcocementerio en Sinaloa
En el cementerio Jardines del Humaya, en Culiacán, hay mausoleos donde reposan los restos mortales de grandes capos.Imagen: Pedro Parado/AFP/Getty Images

Mausoleos e íconos religiosos

Más allá de la música, las series y películas, la influencia de los capos también se refleja en la arquitectura domiciliaria y funeraria, señala Juan Carlos Ayala, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde coordina un proyecto de investigación sobre narcotráfico, cultura y violencia.

En lugares de mucha pobreza, sobresalen las mansiones de los narcos. “En Culiacán, se construyen mausoleos en panteones, como Jardines del Humaya, que no vas a encontrar en otras partes del país”, cuenta Ayala a DW. Asimismo, “santos” venerados por los grupos criminales, como Jesús Malverde y la Santa Muerte, se han convertido en íconos religiosos populares.

El filósofo explica que hay una gran cantidad de jóvenes, los llamados “alucines”, que no están involucrados directamente en el negocio ilícito de la droga, pero que adoptan constructos identitarios de este mundo. ¿Cómo se explica esta atracción?

“Permeados hasta la médula”

Según Ayala, muchos narcotraficantes proceden de comunidades históricamente olvidadas, en pobreza extrema. Cuando acumulan fortunas ilegales, “en gran parte de los casos son ellos los que ayudan a la gente, ponen servicios donde los gobiernos no los otorgan, a veces construyen escuelas, carreteras, iglesias, y se convierten también en figuras miméticas”.

“Hay una estrategia involuntaria de los narcos para autodefenderse: yo trabajo en esta comunidad, voy a generar mi ambiente sociocultural para que la misma gente, las mismas dinámicas sociales, me protejan”, dice el académico.

Finalmente, el experto de la Universidad Autónoma de Sinaloa asegura que, en México, “generamos una construcción social que está funcionando no paralelamente, sino conjuntamente con el narcotráfico. Hay complicidades sociales, culturales, políticas, policiales: estamos permeados hasta la médula”.

(ers)