El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha proclamado que los candidatos del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvieron 17 de los 23 Estados en disputa. Minutos antes de conocerse la noticia, el jefe de campaña de la oposición, Gerardo Blyde, denunció que la autoridad electoral anunciaría unos resultados distintos de los que ellos tenían y alertó a la comunidad internacional sobre el fraude que estaría cometiendo el régimen.
“Arrasó el chavismo”, dijo el presidente venezolano, Nicolás Maduro. “Desde ya acepto los resultados de las elecciones”, agregó el gobernante en un discurso pronunciado minutos después del anuncio de la presidenta del CNE, Tibisay Lucena. El Gobierno ha reconocido su derrota en cinco provincias –Anzoátegui, Mérida, Táchira, Nueva Esparta y Zulia– y podrían haber perdido una más. A falta de los resultados en el sureño Estado de Bolívar, el chavismo controla el 75% de las gobernaciones.
Maduro se mostró exultante en la victoria y le advirtió a la oposición que no aceptaría guarimbas (protestas) en las regiones que controlará la oposición.
“No vamos a pegar gritos donde perdimos”, ironizó. “No le pediremos a Donald Trump y a Luis Almagro [secretario general de la OEA] que nos invadan”, agregó.
La oposición ha perdido en el Estado Miranda, una de las joyas de la corona, gobernada por el excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski, a manos del joven chavista Héctor Rodríguez. Ha sorprendido también el revés en los centrales Estados de Carabobo y Lara, cuyas victorias tenían entre sus cómputos.
A primera hora de la noche la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) estaba convencida de que había ganado la mayoría de las 23 gobernaciones en disputa. A falta de las impugnaciones que seguramente vendrán en los próximos días, el resultado luce como un inmenso varapalo para la alianza de partidos opositores, que centró sus esfuerzos en convencer al electorado de que si lograban controlar la mayor parte de las regiones se pondrían a tiro de la presidencia de la República, cuyas elecciones se celebrarán en diciembre de 2018.
Este anuncio también refuerza las sospechas del ala más radical del antichavismo, que se negó a participar en el proceso argumentando que el CNE no es un árbitro confiable. Controlado por Maduro, el órgano electoral venezolano perdió la credibilidad que tenía tras la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, el parlamento que hizo escoger el mandatario a finales de julio para evitar tratar con la Asamblea Nacional, que domina la oposición. Smartmatic, la compañía que proveía el software de las máquinas de votación, denunció que las autoridades venezolanas habían dado resultados falsos de participación.
En rigor, la oposición ahora controla dos gobernaciones más. En las elecciones regionales pasadas habían obtenido apenas tres. Pero el aumento no representa la mayoría que le adjudicaban las encuestas. En el peor de los casos esos estudios aseguraban que la MUD obtendría un mínimo de 13 gobernaciones. Los estimados, ya se sabe, no suelen tomar en cuenta la realidad que muchos venezolanos ya asumen como una verdad definitiva. Lo dijo la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, al conocer los resultados. “Las dictaduras no pierden”.