A pesar de todo lo que había visto en casi tres décadas como director ejecutivo del salón del automóvil anual de Detroit, Rod Alberts fijó la mirada casi estupefacto.
En una pantalla de video cercana, vio cómo un vehículo autónomo sin pasajeros se estacionó, usó un sensor para recargar sus baterías de manera inalámbrica y después regresó a la acera para recoger a los “ocupantes”.
Aunque lo estaban controlando desde la planta baja del edificio donde se celebraba el evento en Detroit, el vehículo en sí estaba a más de 11.000 kilómetros, en Shanghái. Capturada en tiempo real por tres cámaras, la demostración usó un sistema de “valet automatizado” desarrollado por ZongMu Technology, una empresa emergente china.
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Cada vez más, junto con sus nuevos modelos dando vueltas en las tradicionales plataformas giratorias de exhibición, los principales salones automotrices mezclan fuertes dosis de tecnología y experiencias como simuladores de conducción y demostraciones de realidad virtual.
“La tecnología llegó para quedarse”, dijo Alberts, y señaló todas las empresas emergentes que estuvieron en el Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica en enero en Detroit. “El mundo de la movilidad y nuestras exhibiciones automotrices han cambiado mucho”.
Hace diez años, calcula Alberts, la población mundial de autos abarcaba 50 marcas y 350 modelos. Actualmente, con la desaparición de nombres como Saab, Scion, Mercury y Pontiac, y con empresas automotrices como General Motors y Ford que siguen reduciendo sus catálogos, calcula que esos números han disminuido hasta en un 20 por ciento.
Todo esto significa que hay menos autos en las alfombras de Alberts. Además, mientras las empresas automotrices aprovechan cada vez más las redes sociales y los periodos de fabricación más breves, las presentaciones de nuevos modelos que históricamente se llevaban a cabo durante los últimos meses del año —cuando están programados muchos de los salones— ahora suceden todo el año.
Sin embargo, a pesar de los encabezados recientes que afirman la desaparición inminente de los salones automotrices convencionales, esas predicciones resultan prematuras.
Los mayores eventos aún atraen a grandes multitudes y están llenos de posibles compradores. Se calcula que, el año pasado, once millones de personas asistieron a las 55 exposiciones automotrices tradicionales de Estados Unidos —sin contar las de autos clásicos y de especialidad— de acuerdo con Foresight Research, una firma de rastreo de datos del sector con sede en Rochester Hills, Míchigan. A pesar de un clima gélido que ha roto récords, la asistencia al salón de Detroit alcanzó una cifra reportada de 774.000, ligeramente menor a la del año anterior pero difícilmente en vías de desaparecer.
“Es verdad que las exposiciones están evolucionando, pero de manera positiva”, dijo Jennifer Colman, presidenta de Automotive Trade Association Executives. “Están ofreciendo aplicaciones interactivas, pruebas de manejo y otras experiencias que satisfacen las necesidades de los clientes”.
Hace dos años, el salón de Detroit colaboró con PlanetM, una iniciativa patrocinada por la Michigan Economic Development Corporation que fomenta las tecnologías emergentes de “movilidad”. Este año, 149 compañías y empresas tecnológicas emergentes, incluyendo a ZongMu en China, poblaron la planta baja de la exposición de Detroit, en una exhibición de posibles inversionistas. Entre ellos se encontraban:
Bedestrian. Esta empresa emergente de Ann Arbor, Míchigan, planea desplegar vehículos robóticos autónomos para entregas de “último kilómetro” en zonas urbanas congestionadas. La empresa espera encontrar un nicho entre las personas mayores, los discapacitados y los veteranos.
Derq. con sede en Detroit y Dubái, esta empresa emergente se está enfocando en prevenir los accidentes entre vehículos y peatones en las intersecciones antes de que sucedan. Su tecnología vincula las cámaras de las “ciudades inteligentes” con los sensores patentados de algoritmos predictivos, los cuales activan alarmas audiovisuales en vehículos autónomos y tradicionales.
Seeva Technologies. Seeva, una empresa emergente fundada por un padre y su hija en Seattle, usa chorros dirigidos de fluido caliente para limpiar los parabrisas, las cámaras y los sensores de vehículos autónomos y tradicionales. Se espera que los vehículos totalmente autónomos desplieguen decenas de ese tipo de detectores, señaló Diane Lansinger, la directora ejecutiva.
“Es una oportunidad para exponer nuevas empresas y tecnologías a posibles inversionistas y al mundo automotriz tradicional”, comentó Trevor Pawl, vicepresidente de PlanetM acerca del salón de Detroit. “Y podemos hacerlo aquí, donde comenzó la industria”.
Dos meses antes, se apreció una transformación similar en AutoMobility LA, el gran salón automotriz anual de Los Ángeles.
Al igual que en Detroit, se develaron decenas de nuevos modelos de autos, y con mucho alboroto. Sin embargo, desde 2016, cuando los propietarios del salón de Los Ángeles se fusionaron con Connected Car Expo, muchas cosas han cambiado. El evento de noviembre se convirtió en uno de los primeros en abordar la convergencia de los mundos de la tecnología y la fabricación de autos y en ofrecer foros públicos para la discusión de asuntos espinosos que enfrenta el sector del transporte.
Por un lado, estaba el tema del “Futuro de la conducción humana”, de tono serio. Los panelistas se esforzaron con presentaciones profundas como “Las nuevas demandas del diseño automotriz”, “La movilidad del futuro y el auto reinventado” y “Preparando las autopistas para el futuro autónomo”.