Este 11 de noviembre se conmemora el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial.
La historia oficial dice que la guerra terminó a las 11 de la mañana del día 11 del mes 11 de 1918.
Ese día Alemania firmó el armisticio, un acuerdo de paz preparado por Francia y Reino Unido para poner fin a los enfrentamientos.
Así acababa un conflicto que duró cuatro años y cuatro meses, en los que “La Triple Alianza”, conformada por Alemania, Austria-Hungría e Italia, se enfrentó a la “La Triple Entente”, integrada por Reino Unido, Francia y Rusia.
El triste saldo fue más de 17 millones muertos entres soldados y civiles.
Hay cientos de libros dedicados a discutir las causas del conflicto, pero en medio de su complejidad hay un hecho puntual en el que los historiadores están de acuerdo: el evento que sirvió de detonante para que se desatara la guerra.
Muerte en Sarajevo
El 24 de junio de 1914 un doble asesinato desembocó en la muerte de millones de personas.
Ese día Francisco Fernando, archiduque de Austria-Hungría, estaba de visita junto a su esposa Sofía Chotek en la ciudad de Sarajevo, en la provincia de Bosnia Herzegovina, que en ese entonces pertenecía al imperio austrohúngaro.
La visita, sin embargo, no era vista con buenos ojos.
Para muchos era incluso una provocación. Entre estos estaba un grupo de jóvenes nacionalistas serbios, que luchaban para que Serbia recuperara la provincia de Bosnia-Herzegovina.
Varios de ellos salieron a la calle y se mezclaron entre la multitud a esperar el paso de la caravana imperial.
A eso de las 10 de la mañana comenzó el caos.
Nedjelko Cabrinovic, uno de los jóvenes conspiradores, lanzó una granada contra el carruaje descapotado en el que iban Francisco Fernando y Sofía.
El artefacto, sin embargo, rebotó en la parte de atrás y al explotar hirió a varios miembros del séquito y a espectadores del desfile.
Un nuevo plan
La pareja imperial resultó ilesa, pero su equipo de guardia insistió en que cancelaran el recorrido.
Francisco Fernando, sin embargo, decidió un nuevo plan: ir al hospital para visitar a un oficial que había resultado herido, antes de continuar con la programación del día.
Este cambio de planes generó confusión entre los conductores, que encaminaron al convoy por calles en las que aún estaban ubicados los conspiradores.
Uno de ellos era Gavrilo Princip, un joven de 19 años que se topó con la caravana.
El carro de la pareja real pasó a solo metros de Princip y ahí el joven supo que era su momento.
Con una pistola le disparó a Francisco Fernando en el cuello y a Sofía en el abdomen.
Sofía murió en el auto, mientras Francisco Fernando murió poco después de llegar a la casa del gobernador, según narra Annika Mombauer, profesora de la Open University.
Solo el comienzo
Princip trató de suicidarse en el acto pero fue apresado por la multitud.
Como era menor de edad se salvó de la pena de muerte y fue condenado a 20 años de prisión, pero murió 4 años después a causa de la tuberculosis.
El asesinato del emperador desató una serie de protestas y un meses después, el 28 de julio, Austria-Hungría le declaró la guerra a Serbia.
Ese fue solo el comienzo de una imparable bola de nieve.
Rusia se involucró porque ya tenía una alianza con Serbia.
Alemania, que era aliado de Austria-Hungría, le declaró la guerra a Rusia
Reino Unido, a su vez, le declaró la guerra a Alemania, luego de que los alemanes invadieran la neutral Bélgica, con quien los británicos tenía acuerdos de protección, al igual que con Francia.
El resto es historia, una historia que marcó el rumbo de Europa y que hoy, 100 años después sirve para seguir teniendo presente los horrores de la guerra.