El encargado de Negocios de la embajada de EE.UU. en Bolivia, Bruce Williamson, manifestó el deseo de Washington de “fortalecer” las relaciones con La Paz, y consideró que el eventual retorno a esa nación de la estadounidense Administración para el Control de Drogas (DEA) dependerá del gobierno “interino”, presidido por la autoproclamada Jeanine Áñez.
“Primordialmente queremos fortalecer nuestras relaciones. El Gobierno tiene dos o tres días, y cada Gobierno decide lo que quiere. El retorno de la DEA dependerá de la administración nacional. Vamos con los primeros pasos”, sostuvo Williamson, tras el saludo del cuerpo diplomático a la nueva canciller del gabinete de facto, Karen Longaric.
Williamson consideró que la reposición de embajadores entre ambas naciones no es algo que sucederá de inmediato, pero reiteró que el objetivo es mejorar las relaciones existentes. “Un paso a la vez”, dijo el representante del gobierno de Donald Trump, que reconoció casi inmediatamente como presidenta a Áñez tras el golpe de Estado contra el mandatario Evo Morales.
Durante la administración de Morales, las relaciones entre Washington y La Paz fueron tensas. En 2008, el mandatario boliviano expulsó al entonces embajador norteamericano, Philip Goldberg, por la escalada de violencia que se vivía en el país y el “afán separatista” de los grupos que adversaban al presidente indígena, y que eran respaldados por EE.UU.
En noviembre de ese mismo año, Morales le dio un plazo de tres meses a los funcionarios de la DEA para que abandonaran el territorio boliviano.