Ana Eloy
No es el sistema de salud. No es Donald Trump. Ni siquiera lo es la amenaza del coronavirus. Es el desempeño de la economía lo que definirá el voto de los estadounidenses en estas dos semanas rumbo a la elección presidencial.
James Carville, estratega de campaña del ex-Presidente Bill Clinton acuñó este famoso lema durante la campaña presidencial que llevó a los Demócratas de regreso a la Casa Blanca en 1993. Esta frase se volvió icónica. Refleja el papel crucial que tienen las finanzas en los bolsillos de los estadounidenses a la hora de ir a votar.
2020 ha sido un año brutal para la economía mundial. La economía estadounidense no ha sido la excepción. Alrededor de 50 millones de estadounidenses han solicitado el seguro por desempleo. La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) ha intervenido en consecuencia: (i) redujo sus tasas de interés a corto plazo a un rango de 0%-0.25% e (ii) inyectó 700mil millones de dólares para estimular la inversión y facilitar los préstamos bancarios.
El Congreso de los Estados Unidos no se quedó atrás y el 27 de marzo aprobó, en un esfuerzo conjunto de los partidos Republicano y Demócrata, un paquete de ayuda para la economía (Coronavirus Aid, Relief and Economic Security Act – CARES) por más de 2 billones de dólares. Este apoyo se tradujo en la emisión de millones de cheques que las familias con un número de seguridad social (y ojo, habiendo o no pagado impuestos el año previo), usaron para pagar hipotecas, rentas, alimentos, servicios médicos y claro, deuda.
Nos encontramos en un impasse. El 1 de Octubre la Cámara de Representantes aprobó un segundo paquete de ayuda económica por 2.2 billones de dólares. Nancy Pelosi, vocera de la Cámara, está cabildeando su aprobación en el Senado por dos razones. La primera, electoral. La segunda, altruista. Este segundo paquete aseguraría otro cheque para los estadounidenses y reestablecería el expirado seguro por desempleo de 600 dólares semanales.
El segundo paquete de ayuda fue rechazado por 189 representantes republicanos y 18 demócratas en una cerrada votación que la Cámara aprobó con 214 votos a favor y 207 en contra. El paquete está ahora en manos de un Senado con mayoría republicana que no quiere engrosar una deuda nacional de 26 billones de dólares.
Los republicanos saben que hay una gran probabilidad de que Trump pierda la elección y ellos pierdan el control del Senado. ¿Qué harán en los próximos 15 días? Dar su voto para confirmar el nombramiento de la Jueza Amy Coney Barrett en la Corte Suprema y nada más.
¿Qué harán los electores estadounidenses? Van a revisar sus bolsillos y sus carteras. Hoy, su economía familiar está peor que hace un año y que hace cuatro años, cuando Trump ganó la presidencia. Más allá de los disparates de Trump, gran parte del electorado no está contento con el manejo de la economía bajo su administración.
Una vez más, la economía, decidirá el resultado de la elección del próximo ocupante en la Casa Blanca.