Las cifras llaman la atención por sí solas, pero hacen falta días como el de hoy, el Día Mundial del Agua, que convoca cada año Naciones Unidas, para que emerjan entre otras que dan cuenta de los grandes problemas mundiales y capten la atención de los ciudadanos. 2.100 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a un agua potable que haya sido tratada de forma segura. Y la demanda del verdadero oro líquido crecerá hasta un 30% de aquí a 2050, al mismo paso que crecerá la población: 2.000 millones de personas más pisarán la Tierra en ese tiempo. Y casi dos de cada cinco seres humanos estarán expuestos a la devastación de las inundaciones.
El daño al medioambiente y el cambio climático originan crisis relacionadas con el agua por todo el mundo. Las riadas, las sequías y la contaminación de las aguas empeoran por culpa de la vegetación, el suelo, los ríos y los lagos degradados, según recoge la convocatoria. La ONU ha puesto las miras en la naturaleza para afrontar los retos. “La respuesta es la naturaleza” es el eslogan de la edición de 2018, que apuesta por aprovechar opciones naturales para superarlos.
La plantación de árboles para reforestar bosques, la reconexión de los ríos a las llanuras aluviales y la recuperación de los humedales son algunas de las opciones del ‘catálogo natural’. La convocatoria subraya que esas soluciones ayudan a reequilibrar el ciclo del agua, mitigan los efectos del cambio climático y mejoran la calidad de la salud humana y de los recursos naturales necesarios para vivir.