Una empresa de tecnología planea reinventar la seguridad en Estados Unidos y de paso venderle a Donald Trump su acariciado sueño de tener un “gran y hermoso muro” en la frontera con México, sólo que no será físico, sino virtual.
Anduril Industries ha desarrollado un sistema que combina la inteligencia artificial con herramientas de vigilancia para crear un muro digital que detecte los cruces fronterizos no autorizados, afirma la revista Wired, quien entrevistó a su fundador, Palmer Luckey, un viejo conocido de Silicon Valley a pesar de contar con sólo 25 años de edad.
El pasado de Luckey como benefactor de grupos de la alt-right y donante para la campaña presidencial del actual ocupante de la Casa Blanca, hace que su proyecto tenga posibilidades de ser seleccionado de entre las decenas de empresas –algunas verdaderos pesos pesados- que pujan por los millonarios contratos para la seguridad fronteriza.
De acuerdo con Wired, la pasión por los videojuegos llevó a Luckey a crear su propio sistema de realidad virtual, al cual llamó Oculus. En 2014, Mark Zuckerberg lo probó y vio en esta pequeña compañía la plataforma informática social del futuro, así que Facebook compró Oculus por dos mil millones de dólares.
En 2017, Luckey fue expulsado de Facebook por un escándalo político. Diez días después, Luckey contactó a Trae Stephens, con quien compartía posturas políticas y una pasión por la tecnología de defensa y los comics. Stephens a su vez atrajo la empresa en la que trabajaba, Palantir, y a Founders Found, especializada en inversiones con el gobierno.
Así, con capital y conexiones políticas, lanzaron Anduril como la próxima gran compañía de defensa, aunque antes de llegar al Pentágono con tecnología para el campo de batalla, decidieron concentrarse en un objetivo más a la mano: la seguridad fronteriza.
De acuerdo con Wired, la empresa se acercó al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para ofrecerles un sistema de torres de vigilancia, sensores y cámaras comerciales estilo Google Maps y Pokemon Go, pero con la Inteligencia Artificial como novedad.
Ya se ha intentado asegurar la frontera de forma electrónica, pero con resultados decepcionantes y demasiado costosos, pero Anduril convenció al DHS evitando vender su proyecto. En su lugar planea arrendarlo, ahorrándole al gobierno miles de millones de dólares en un muro físico o en tecnología gigantesca y cara. La clave es combinar la tecnología comercial con la Inteligencia Artificial.
La empresa ha diseñado un software para identificar los patrones de una persona en movimiento, lo que permite evitar los costosos lentes de zoom y sensores térmicos de la competencia que no funcionan en el extremo desierto, afirma Luckey.
Este sistema permite, según Wired, distinguir a los humanos de los animales y los autos, y hasta de las plantas rodantes, mediante torres portátiles con radares, antenas de comunicaciones y una cámara mejorada con laser que puede detectar e identificar movimiento dentro de un radio de más de tres kilómetros.
Funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional presentaron a los ejecutivos de Anduril con la Patrulla Fronteriza de San Diego y ésta los seleccionó para un proyecto piloto. En Texas, el sistema, llamado Lattice, ha permitido atrapar a 55 personas que cruzaron la frontera ilegalmente en un periodo de 10 semanas.
Las implicaciones políticas del proyecto no preocupan a Anduril, que es sin embargo visto con malos ojos en Silicon Valley. Empresas como Google y la misma Facebook han tenido que desmarcarse de proyectos del gobierno, criticados por sus propios empleados a causa sus fines militares, pero para Palmer Luckey, ganar un contrato para vigilar cientos de kilómetros de tierras fronterizas y observar los movimientos de todo lo que cruza la línea es solo el primer paso en su plan para entrar de lleno en los negocios del Pentágono.