ROMA.- Era inevitable. Desde el principio de la pesadilla del coronavirus , los expertos advirtieron que la mafia iba a volverse más aguerrida que nunca en Italia . “La pandemia es el lugar ideal para las mafias y el motivo es simple: si tenés hambre, buscás pan, no te importa de qué horno salió y quién lo está distribuyendo; si necesitás un remedio, pagás, no te preguntás quién te lo está vendiendo, lo querés y basta “, había alertado, en marzo, al comienzo de la crisis sanitaria, el escritor Roberto Saviano, experto en criminalidad organizada y autor, entre otros libros, del best seller internacional Gomorra, sobre la camorra, la mafia napolitana.

Pasaron más de seis meses desde entonces y la realidad confirmó los temores. Tanto es así que hace unos días la ministra del Interior italiana, Luciana Lamorgese, sorprendió a todo el mundo al admitir que “ahora las empresas le piden ayuda a la mafia”. Una frase que resultó el título principal del varios diarios.

Pasajeros con barbijo en un ferry que llega a Venecia
Pasajeros con barbijo en un ferry que llega a Venecia Fuente: AFP – Crédito: Alberto Pizzoli

“El trauma del lockdown sobre una economía ya en crisis le permite a los clanes mostrarse como un welfare alternativo, como válido y útil medio de sustento y punto de referencia social”, advirtió un reciente documento de la Dirección Investigativa Antimafia (DIA). “En la parálisis económica que en este caso asumió dimensiones macro, los grupos mafiosos han visto perspectivas de expansión y de enriquecimiento comparables a los ritmos de crecimiento que puede ofrecer un contexto posbélico“, agregó.

Como tienen una liquidez ilimitada, desde el fin de una cuarentena que dejó postradas a miles de empresas, las mafias están a la caza de grandes inversiones, inmuebles y posibles clientes a quienes prestarle dinero. La idea es fagocitar a las empresas más débiles, que se vuelven instrumentos para reciclar capitales ilícitos, destacaron los analistas de la DIA, que advirtieron que después de la “infección sanitaria del virus, llegará la infección financiera mafiosa“.

Para Alessandra Dolci, coordinadora de la dirección antimafia de la fiscalía de Milán -capital de la región Lombardía, que en los últimos diez años ha sido colonizada por la poderosa ‘Ndrangheta, la mafia calabresa-, hablar de “infiltración” mafiosa en la economía es un eufemismo: es algo mucho peor.

“Infiltración da la idea de algo malvado que se inserta en un tejido sano. Pero no es así: lamentablemente hemos constatado que el tejido sano de la región de Lombardía no existe más. Tengo que admitir que de ocho veces sobre diez, es el empresario lombardo el que va a pedirle a la ‘Ndrangheta sus servicios“, denunció Dolci, en declaraciones al diario La Stampa. Tal como había admitido la ministra del Interior, Lamorgese, Dolci aseguró que “muchas empresas, también medianas y grandes, tienden a aprovechar de este momento, recurriendo a fondos de la mafia, también para prevalecer sobre empresas antagonistas”.

Nicola Gratteri, magistrado jefe de la fiscalía de Catanzaro, que vive bajo escolta desde 1989 y es uno de los máximos expertos en ‘Ndrangheta -la mafia más influyente, que superó en importancia a la Cosa Nostra siciliana hace ya muchos años-, al margen de asegurar que es totalmente cierto lo que dijo Lamorgese, subrayó que, en verdad, no es nada nuevo. “Las mafias están presentes donde hay que manejar dinero y poder: ¿por qué no deberían estar interesadas ahora?”, dijo.

Según el profesor Antonio Nicaso, especialista en criminalidad organizada, el volumen de negocios de la ‘Ndrangheta ronda los 55.000 millones de euros anuales, solo en Italia, de los cuales 44.000 millones son realizados en el norte del país. Y esta montaña de dinero por supuesto resulta más que tentadora incluso para los empresarios insospechables.

“El objetivo primario en el norte es mostrar una mafia buena, que ofrece trabajo y que hace circular plata al contado”, afirmó Dolci, que explicó que se trata de un aspecto “muy apetecible” para muchos empresarios italianos. “Algunos van a cenar con los mafiosos, que no es un delito, pero, déjenmelo decir, es vergonzoso”, disparó.

Presencia

Más allá de ayudar a empresas del norte, la criminalidad organizada también se hizo presente en el sur, ayudando con préstamos usureros a dueños de muchísimos restaurantes de esta capital, que se encuentran ahogados por la crisis de coronavirus que determinó una dramática caída del turismo. Las denuncias de usura crecieron un 50%. Massimiliano Pugi, dueño de un local del barrio de San Lorenzo, estuvo entre los que sufrió un intento de usura. Semanas después de haber reabierto su restaurante, a media tarde aparecieron dos personas que comenzaron a preguntarle cómo iban las cosas y “si necesitaba una mano”, contó.

“Eran italianos, parecían personas de bien, no llevaban portafolio ni nada, pero en el curso de la conversación me dijeron que podían prestarme en pocos días 10.000 euros, con intereses variables entre el 30 y el 35% debido al momento difícil. Y que en la eventualidad de que no pudiera sanar el préstamo, podíamos hacer una escritura privada con la que aceptaba que entraran con una cuota en mi actividad”, relató al diario romano Il Messaggero. Pugi les dijo que no estaba interesado. Pero muchos otros cayeron en la tentación.Por: Elisabetta Piqué